Por la noche llega el asalto del insomnio, regalo de cuando vivía entre humo y ruido. Entonces me siento y recuerdo y lo cuento. Solo.
lunes, 6 de diciembre de 2010
FINISTERRE
Por la tarde continuamos hacia el oeste hasta que ya no podemos más, pues la tierra llega a su fin. Finisterre es un cabo alargado hacia el sur, cuyo último pueblo se llama, curiosamente, san Roque. El día está lluvioso pero fieles a su cita, Sol y Luna, en Sagitario, se sumergen juntos, muy juntos, como uno dentro de la otra, en las agitadas aguas del Oceáno. No se ve nada, todo es gris y lluvia, pero yo siento que están ahí, descendiendo. Su gravedad se transmite perfectamente a mis centros nerviosos, donde por mi parte he dejado bien dispuesto, arreglado, perfumado y envuelto, todo aquello que las dos luces deben llevarse consigo al fondo del mar.
La noche cae muy lentamente, a pesar de lo gris del día el ocaso parece ser eterno. Y yo me voy sintiendo liberado de un lastre que no permitía a la red ocupar su lugar justo entre dos aguas. Ahora sí, ahí queda, a la espera, con el lastre justo para que no se mueva de su profundidad tan trabajosamente ajustada.
Y así estoy yo, en tierra, pensando si será lenguado o merluza. No da igual, pero sea lo que sea, que sea a la gloria de Tu nombre.
domingo, 5 de diciembre de 2010
PONFERRADA A SANTIAGO
viernes, 3 de diciembre de 2010
PONFERRADA
Como hacía buen tiempo y el frío era soportable decidimos que el día fuera tranquilo. Por la vieja Ponferrada, de la iglesia al museo, del museo a la basílica, de la basílica a otra iglesia. Despacito, y entre visita y visita, paradita en los perfectamente aclimatados tugurios de la zona para el tinto y la tapita. Comida frugal, desde luego y ¡ay, que lentejitas....!
Por la tarde, el castillo templario. Grande, fascinante, misterioso. Pienso en aquellos hombres, tan distintos a mi por creencias y por armas, pero tan iguales en la necesidad de luchar cuando la injusticia se hace presente y, a pesar de las derrotas, no rendirnos nunca, nunca...
A la salida del castillo, como sorpresa de despedida, una exposición de libros viejos, muy, muy viejos, Beatos de Liébana casi todos. Papel o pergamino escrito e iluminado hace más de mil años. ¡Qué hermosos grabados, qué color, qué escenas! Algunos, muchos, surrealistas, oníricos, me recuerdan al CG Jung del libro rojo. No creo que esos monjes se limitaran a copiar y copiar, más bien que ellos tenían también su Filemón escondido en su particular cámara de reflexión y fueron capaces de sacarlo, estudiarlo, dialogar con él, y ponerlo en el pergamino. Recuerdo la exposición de textos de alquimia en Pondicherry, hace ya tanto tiempo, allá, en el oriente. Aquello fue un hito, un punto y aparte. ¿Qué sucederá ahora? ¿Conmigo? ¿Quien soy, qué quiero ser, dónde he de llegar?
A la vuelta, buscando el aparcamiento, nos perdemos, para variar y ¡bingo! encontramos por casualidad la versión local del Caracol, aquí llamado Lobos y Lobas. El apacible ambiente, la música, las personas, la propietaria, sus amigos, los parroquianos,...en fin, que de allí al hotel a la ducha y a cenar, frugalmente, algo, y para allá que vamos otra vez, que mañana es sábado y no hay que madrugar.
BURGO DE OSMA A PONFERRADA
El paso a través del cañón del río Lobos fue magnífico. Subimos y subimos, otra vez hasta los mil y pico metros, y, ya arriba, paramos en un mirador, desierto, desde luego. Caminé con cuidado hasta el borde del cañón y allí apareció el milagro en forma de águila planeando, pasando tan a mi lado que casi la acariciaba, que vi cómo su ojo me ignoraba, y me vino a la mente aquel poema:
...si alguna vez me ves
mirándote a los ojos
y descubres en los míos
un deje de amor
no retires tus fusiles
ni creas que he cambiado
sabe, simplemente,
que puedes contar conmigo...
El águila pasó, pero había muchas más en el cielo.
En Santo Domingo de Silos estaba todo cerrado, pero no importó. Estábamos en el lugar en el que los monjes, los mismos que traducían a Aristóteles y Avicena (bueno, este algo después) se dieron cuenta que la lengua nueva que hablaba el pueblo en la frontera podía ser escrita con los mismos grafismos que el viejo latín. Aquí nació el castellano, que hoy es español y mundial, el lenguaje con el que mejor juego e investigo los símbolos, con el que me transmito, a mí mismo, mis emociones, mis pasiones, y que sea por mucho tiempo.
El resto del viaje fue trivial, excepto porque conducir con la nevada en contra, formando un túnel ante los ojos que absorbía y mareaba, me trajo la memoria de la escena final de 2001, odisea del espacio, no me habría extrañado despertar de pronto en otro tiempo y en otro lugar, ¿sería yo mismo? Por ejemplo en una suite, con la cámara espacial al lado, escuchando mi propia respiración 40 años después, renaciendo niño a un universo nuevo. Quizá fue así.
Llegamos, una vez más, tarde a la meta, pero, también una vez más, a tiempo para el aperitivo. La cena, frugal esta vez: menú del día, con crema de marisco y albóndigas a la jardinera, café incluido. Y un pacharán, para la digestión y para desembotar la mente, de tanta y tanta inocente blancura.
miércoles, 1 de diciembre de 2010
CAMPOS DE SORIA
El paseo por la vieja Soria fue tal como lo hubiera imaginado si en ello me hubiese entretenido. Ahí también todo era apacible, los viejos olmos deshojados me hacían guiños sin parar, las voces de Gustavo, de Antonio, de Gerardo, susurraban tras cada esquina. El sábado viene el Betis a jugar con el Numancia, pero ese día ya estaré lejos. ¡Qué contraste! ¡Qué lejos me parece el Guadalquivir, parco en aguas frente al viejo Duero! Recuerdo los versos del Hermano, Oh Soria....y el entrañable jardín de la calle Dueñas donde yo también he olido florecer al limonero.
Pero Soria, sobre todo, es románica, como lo es Andorra; mas aquí es todo más sobrio y más profundo. Las viejas iglesias que hemos visitado no tienen iluminación artificial, de modo que son como eran hace mil años y más. Como el día está nublado casi no se ve nada en su interior, y como además estamos solos en cuanto dejamos de caminar y nos sentamos el silencio, íntegro, casi absoluto, trata de tomar posesión de nosotros para transmitirnos Eso de lo cual solo Él puede ser vehículo, Eso que somos y está bien adentro. La mente, como siempre, se asusta, y para protegerse produce ese peculiar zumbido que impide el acceso del Silencio. No es otra cosa nuestra Búsqueda, y me siento como si fuera pequeño, pequeño.....
Y para compensar el ayuno del mediodía decidimos que la cena sea de sopa castellana y cochinillo al horno, que el cuerpo también debe tener su alimento. Me voy, pues, en paz y en silencio, al ansiado apetitivo.
DE ANDORRA LA VELLA AL BURGO DE OSMA
Cuando pasamos por Zaragoza íbamos bien retrasados y ya era de noche. La Z-40 se comportó muy bien, como uno espera de un distribuidor de tráfico en España: nos equivocamos tres veces, y solo tras otras tantas medias vueltas o vueltas completas a despistadas rotondas, fue que conseguimos enfilar la carretera de Soria.
Otro tanto había pasado unos días antes para salir de Barcelona, donde la ciudad había luchado, con similares armas, para tratar de que no marcháramos. Allí completamos muchas más rotondas, con indicadores contradictorios, tratando de intuir cual sería el verdadero antes de entrar equivocadamente en una autopista sin cambios de sentido. Pero fue en Zaragoza cuando entendí por qué la guía de carreteras del año 2009 que había comprado el día antes de la partida, tenía, precisamente, precio de saldo. Le faltó poco para echarse a volar por la ventanilla, juro que si no la ayudé fue por motivos ecológicos. La sombra del GPS planea sobre mi, pero seguiré resistiendo: una cosa son tres euros en inútiles mapas de papel y otra 300 en una voz capaz de meterme por caminos de cabra sin perder su flema ni un instante.
El trayecto, en fin, fue de los más duros de mi vida al volante, nueve horas para algo que en verano y de día habría hecho en la mitad o menos. Saliendo de Huesca, tras una pequeña subida, apareció la niebla, voraz, que durante unos 30 km nos obligó al paso de la tortuga, que no caracol. Más adelante un cartel anunció que estábamos en puerto de montaña a 1000 metros de altura. Aquello era como un sueño infernal, pero a cero grados.
Ya en Soria las condiciones mejoraron y pudimos coger velocidad, completando la etapa sin más novedad y llegando a destino a tiempo para el aperitivo y la cena que, como juré el día anterior, fue frugal: huevos con papas y beicon. Mañana será otro día.
martes, 30 de noviembre de 2010
PIRINEO
Luego subimos allá a lo alto (la-haut?), hasta los 2.300 metros del pico de Vallnord, en telecabina. La última vez que subí a un artilugio similar fue a un funicular que cruzaba el río en el bajo Rin alemán. Aguanté la espera atroz al cierre de las puertas hasta unos segundillos antes de que se produjeran, y esos segundillos fueron suficientes para permitir el brinco afuera y alejarme rápido de la estación bajo la estupefacta mirada de los férreos germanos que no entenderían jamás que alguien pague dos o tres marcos sólo para compartir su presencia los minutos anteriores al movimiento del vehículo.
Esta vez no fue así, no en vano han pasado casi 20 años de aquello, he aprendido a volar (y tengo un aeroplano). La subida, casi rozando los abetos nevados, fue espectacular, como lo fue la posterior bajada y como lo fue el ratillo que eché arriba, procurando diferenciar hielo de nieve en el suelo para no darme el batacazo, disfrutando del impresionante paisaje que estaba a mi vera, agradecido porque ese día, en ese momento, no soplara el gélido viento que nos habría obligado a buscar refugio.
El café calentito fue agradabilísimo, como lo fue PB, el propietario británico, primer hombre que conozco que ha estado en el polo norte. La conversación fue breve pero intensa, al saber que era habitante del desierto me dijo algo sobre la nieve que no olvidaré jamás, pues alimenta ya mi alma de río, de Heráclito el Oscuro fluyendo desde la tierra de los hiperbóreos.
Terminó el día con sopa de cebolla, riquísima pero menos que la de la etapa prólogo, y chuletón de buey porque, pardiez, mañana empieza la austeridad, lo juro.
Ahora está clareando el día siguiente, y está nevando. Todo lo que veo, todo es blanco, como el recuerdo de una sonrisa.
domingo, 28 de noviembre de 2010
BARCELONA A ANDORRA LA VELLA
Montserrat me impresionó fuerte, profundamente. En esa rocosa y a la vez desnuda y frondosa montaña, como esculpida en el viento con la piedra más profunda de la tierra, ahí sí que había energía, fluyendo suave pero contundentemente. Miramos al fondo de nosotros mismos y nos vemos como pajarillos, pequeños pero audaces, aparentemente frágiles pero con dos alas....
Y Andorra ha sido una agradable sorpresa, un remanso, seguramente el último, en esta vuelta a la piel de toro en pos de la luna llena que, huidiza, siempre se me ha escapado. Ahora es menguante y pequeñita, pero la siento cariñosa a mi lado y no temo sus juicios ni sus cambios de tono. Esto es un paraíso escandaloso, pero solo estaré dos días y no le daré tiempo al tiempo para que intente remorderme la conciencia.
Sigo sin creer en el futuro, pero el presente me apacigua cada día más y más.....
VILLARROBLEDO A BARCELONA
Y así fueron también las cosas en Barcelona, en relación con el trabajo que habíamos ido a hacer. Se consiguieron los objetivos, al 101%, pero hubo que pagar múltiples aunque pequeños peajes. Es decir, que no fue duro, aunque sí desagradable; todo ello no empaña la satisfacción del deber cumplido y la obra culminada. Los pretorianos tuvieron que ponerse a la defensiva y acabaron públicamente revolcados.
Así las cosas fue noche de gozo y alegría. Hacía frío, pero no era húmedo, lo que invitaba al paseo y al disfrute de una ciudad que siempre me ha excitado como pocas en el mundo. La cena fue perfecta y el postre mejor, y me alcanzó la intuición de que también podía haber paz entre el espejo y yo, cualquier cosa que fuera esto.
Tras la paz, la esperanza, verde, verde......
jueves, 25 de noviembre de 2010
SEVILLA A VILLARROBLEDO
Recorriéndola, en ese infinito de tierra y tierra sin nombre, sin buenaventura, solar del andar a la ventura de quijotes y sanchos, me preguntaba qué manchas había en mi vida, y por qué estaban allí.
La respuesta llegó de través, y supe que no había más manchas que las que entraron al laberinto y que estaban tan ajenas como el monstruo que me había acosado y que ahora yo sabía (creo) muerto, en sus tres cabezas de hidra hedonista y tentadora (como la Vida misma).
Me sentí tranquilo en el camino pero, tras la soberbia cena castellana volvió a inquietarme la Mancha: si ya no existe, ¿es que he amado bastante? ¿Lo he hecho bien?
Recorrí paso a paso los recovecos de un alma que no quiere nunca estar a buenas consigo misma pero concluí que sí: las jornadas en La Mancha son todas iguales, como las del mar, donde basta un dejarse mecer por una ola feliz para que el mundo readquiera el sentido que nunca ha dejado de tener.
Yo también me sentí feliz, tristemente feliz, absorbido por la ola manchega que, inmóvil, daba a mi vida tierra y más tierra.
Para reposar la frugal aunque exquisita cena me pido una botellita de soda con hielo, y me retiro pronto, no vaya a ser que el sueño se revele rebelde y haya también que trabajar por la noche.
miércoles, 24 de noviembre de 2010
JORNADA DE DESCANSO
En realidad de descanso no ha tenido nada, la intendencia necesaria para un viaje de estas características es agotadora si se pretende realizarla en sólo un día y medio. Pero llegó la noche y milagrosamente hemos terminado todo, solo queda una apacible cena y un sueño que seguro tardará en llegar. Decidimos partir a medio sol entre el amanecer y el mediodía, parece lo más adecuado a las circunstancias de un Sol que hace solo dos días se atrevió, un año más, a entrar en Sagitario, pero esta vez lo hizo con Luna llena, trayendo hasta este instante el recuerdo entrañable de la etapa prólogo, tanto aprendimos en ella, sin saber siquiera que era eso: un prólogo. Seguimos desde luego sin saber a qué, pero ya no nos importa.
ETAPA PRÓLOGO

Ya no sé si soy Teseo o soy el minotauro, ya no logro ver diferencias entre el laberinto y el tesoro, ya no me acuerdo si a la salida estaba Ariadna esperándome, sólo que al despertar esta mañana había un ovillo de hilo sobre mi mesilla.
Pero algo me quedó claro en ese lugar telúrico, dinámico caracol frente al poste que indica todas las direcciones mágicas del mundo: que si se entra al laberinto es para matar al monstruo, no para salir con él. Así que sencillamente decapité a la mañana siguiente a mi monstruo ya malherido y me fui a dormir tranquilo y los fantasmas desaparecieron, como si jamás hubiesen sido fantasmas.
Supongo que es un paso más, toda mi mente está en la punta de ese dedo, todo yo en la palma de mi mano.
miércoles, 10 de noviembre de 2010
MANOS QUE NO VEN
al otro lado del mar una llanura
al otro del monte una dulzura
y buscando tras el horizonte
me encontré con tu espesura
no hay espejos en mi almohada
pero hay velas y hay incienso en mi morada
y buscando miré arriba
me encontré con tu esperanza
más allá del ayer se oculta un ave
más acá del hoy hay una llave
y buscando entre los trastos
me encontré con un llavero
no hay sábanas en mi cama
sobre el colchón la ternura
y buscando en mi buhardilla
me encontré con tu mirada
¿ quien eres tú, quien eres ?
¡ MÁS CERCA !
aquello duró un segundillo
y fue
y fue previsto que así fuera
el guión estaba escrito
y yo
y yo no me lo sabía
le dijiste
le dijiste a ella que yo era malo
y vio
y vio ella lo que tú no habías mirado
sonó el ¡clac! y la voz de ¡acción!
y yo
y yo que no lo sabía
me pediste
me pediste un vuelo al norte
al azar
al azar imprevisto, mediterráneo
a la orden de ¡otra vez!
y yo
y yo que no lo sabía
me invitaste
me invitaste a desayuno largo como el sol
me fui
me fui poco a poco perdiendo en tus palabras
nervioso ya de nuevo: ¡repetir!
y yo
y yo que no lo sabía
en busca
en busca de una torta pasado Tentudía
me fui
me fui y hallé tus piernas apuntando en la plaza
y la voz otra vez: ¡ahora!
y yo
y yo que no lo sabía
te vestiste
te vestiste de noche cuando aún de día
y lo ví
y lo vi y quedé hechizado de silencio
todo miró a otro lado: ¡que se va!
y yo
y yo que no lo sabía
te llevé
te llevé al mismo cielo que el hombre malo
y me helaste
y me helaste la sangre noche oscura
en el silencio gritó: ¡la última!
y yo
y yo que no lo sabía
te volviste
te volviste al llamado de otra leica
yo estaba
yo estaba perdido en el oriente
por eso duró todo un segundillo
y yo
y yo que sigo sin saberlo
viernes, 5 de noviembre de 2010
S.K.
Quiero dormir a tu lado y hacerte las compras y cargarte las bolsas y decirte cuánto me gusta estar contigo. Y quiero jugar al escondite y regalarte mis libros y decirte cuánto me gustan tus zapatos y sentarme en el borde de la bañera mientras te bañas y darte masaje en el cuello y besos en los pies y llevarte de la mano e irme contigo a cenar y que no me importe que comas de mi plato y encontrarme contigo en la cafetería y hablar del día y escribir tus cartas y llevar tus cajas y reírme de tus bromas y regalarte discos que nunca escucharás y ver películas buenísimas y ver películas malas y quejarme del programa de radio y hacerte fotos mientras duermes y levantarme para prepararte el desayuno de tostada y mermelada y salir contigo a tomar un café al Iberia en medio de la noche y dejar que me cojas los pitillos y que nunca tengas fuego y contarte lo que leí la otra noche y acompañarte al oculista y no reírme de tus chistes y desearte por la mañana pero dejarte dormir un poco más y besarte en la espalda y acariciar tu piel y decirte cuánto me gusta tu pelo tus ojos tus labios tu cuello tu pecho tú
y apoyarme a fumar en la farola hasta que vuelva tu vecino y apoyarme a fumar en la farola hasta que vuelvas y preocuparme cuando te retrasas y asombrarme cuando te adelantas y regalarte margaritas e ir a las fiestas y bailar hasta el vacío y estar triste cuando me equivoque y feliz cuando me perdones y mirar tus fotos y desear haberte conocido desde siempre y sentir tu voz en mis oídos y sentir tu piel contra mi piel y tener mucho miedo cuando te enfadas y decirte estás preciosa y abrazarte cuando estás ansiosa y abrazarte más cuando sufras y desearte sólo con olerte y pasarme al tocarte y gemir cuando esté a tu lado y gemir cuando no esté a tu lado y escuchar el eco en tu pecho y envolverte toda la noche y sentir frío cuando me quites la manta y sentir calor cuando no lo hagas y derretirme cuando sonrías y desintegrarme cuando rías y no entender y preguntarte por qué crees que te estoy buscando cuando no te estoy buscando y preguntarme cómo puedes pensar que yo sería capaz de no buscarte y preguntarme quién eres pero aceptarte igual y escribirte poemas y preguntarme por qué no me crees y tener un sentimiento tan profundo que no encuentra palabras y querer compartir almohada para aclarar las ideas hasta que desaparezcan y retenerte en la cama cuando te tengas que ir y llorar como un niño cuando finalmente te vayas y vaciar los ceniceros y comprarte regalos que no quieras y llevármelos otra vez y pedirte que te vengas conmigo y que me digas que no otra vez pero siempre fue en serio desde la primera vez y deambular por toda la ciudad pensando que sin ti está vacía y querer todo lo que quieres y pensar que me estoy perdiendo a mí mismo y saber que contigo estoy a salvo y contarte de mí mismo lo peor e intentar darte lo mejor porque lo mereces y contestar tus preguntas cuando prefiera no hacerlo y decirte la verdad cuando en realidad no quiera e intentar ser honesto porque sé que lo quieres y pensar que todo se acabó pero aferrarme allí durante diez minutos más hasta que me eches de tu vida y te olvides de quién soy e intentar acercarme a ti porque es hermoso aprender a conocerte y el esfuerzo vale la pena y hablarte mal en francés y peor en ruso y hacer el amor a las seis de la mañana y de alguna de alguna manera comunicarte ese amor abrumador arrasador incondicional omnipresente y sempiterno que enriquece el corazón y libera la mente ese amor eterno y presente que siento por ti.
(Sarah Kane: Crave, 1998)
martes, 26 de octubre de 2010
MILONGA DEL CORRECAMINOS
Llegando a un pueblo del Sur
Donde habitan dos ciudades
Inolvidable recuerdo
Para todo el que allí mora
Ni un rótulo ni una calle
Ni una estatua les advierte
Que por allí un día estuvo
Manolo Correcaminos
Cuantas veces en la playa
O cruzando a Gibraltar
Lo habrán visto en trote ciego
Y amasando un fortunón
El alma de su afición
Fue subir al Caracol
Y allí jugarla tranquilo
Sin una sola ambición
A la sombra de los pinos
O en el chiringo perdido
Correcaminos se chufla
De su suerte y su pasado
Un día se fue al casino
Caminito de Manilva
Manolillo se sentó
Y la banca reventó
Y se fue a La Sabinilla
A gastarse toda la pasta
En discos y en incienso
Y un rayito luna llena
Llegando la madrugada
Había que bajar la cuesta
Quiso trincarse un mercedes
Y se encontró un aeroplano
Una cessna bimotor
Sin asiento copiloto
Correcaminos da gas
Y se le pega la risa.
domingo, 17 de octubre de 2010
SI TE ASALTA LA DUDA
Espera sin duda, que hasta esto sabrás
Si no hubiera luna, tampoco hay duda
Sacrificio supremo, todo lo da
Y por ello nunca recuerdo tendrás
Si te queda duda, mira la luna
Por mucho que hagas virar tu fortuna
Mirada azul y sonrisa, no verás
Si no hubiera luna, tampoco hay duda
No es la Vida quien loca o cuerda está
En ese Espejo ya no te mirarás
Si te queda duda, mira la luna
La moneda es para el de la laguna
ni ganas ni pierdes, siempre llorarás
Si no hubiera luna, tampoco hay duda
Como ocurre al final de la Comedia
Sabes que de ese cáliz no beberás
Si te queda duda, mira la luna
Si no hubiera luna, tampoco hay duda.
lunes, 11 de octubre de 2010
MI PATIO

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No me puedo mirar en el espejo
porque no tengo
no puedo mirar la tv
porque no tengo
ni hacerte el desayuno los domingos
porque no tengo
No te puedo mirar en la foto
porque no tengo
ni oír los mensajes que grabastes
porque no tengo
ni esperar tu scotch&soda por la tarde
porque no tengo
Pero sí que puedo
hundir la cabeza entre las sábanas
renovar el aroma que dejaste
aquel día que pasaste
por el otro lado de la calle
Lo tengo todo
hasta tu sonrisa y tu mirada
que una vez se volvieron
sin mirarme, hasta La India.
domingo, 3 de octubre de 2010
SOBRE UN POEMA DE BORGES

CAZORLA, 1977
El joven caballero contempla las ruinas del abrasado castillo de La Iruela. Comparte alrededor de una improvisada hogera su última salchicha con su camarada de armas. Y, a pesar de todo, deciden subir a la sierra, a pie.
Pero allí el caballero no halló lo que buscaba, sino:
Ya no seré feliz. Tal vez no importa.
Hay tantas otras cosas en el mundo;
un instante cualquiera es más profundo
y diverso que el mar. La vida es corta
y aunque las horas son tan largas, una
oscura maravilla nos acecha,
la muerte, ese otro mar, esa otra flecha
que nos libra del sol y de la luna
y del amor. La dicha que me diste
y me quitaste debe ser borrada;
lo que era todo tiene que ser nada.
Sólo que me queda el goce de estar triste,
esa vana costumbre que me inclina
al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.
SEVILLA ESTE, 2010.
El caballero, ya viejo y desdentado, recuerda ese tiempo en que quiso servir para ser útil, y ser útil, para servir. Despacio, comprende las brasas en La Iruela y sabe que son las suyas. Que es por sus pecados que todo le ha salido mal, y que así seguirá siendo y que entrará, más temprano que tarde, en el infierno que otros han forjado para él.
Pero sonríe: sabe que no se rendirá, nunca.
Se está muriendo a chorros
pero no puede morirse de una vez
porque tú existes.
miércoles, 29 de septiembre de 2010
SUEÑO
como tu paso
tus andares
al soplo del otoño
como esos pies
que no te gustan
como las arrugas
y el tabaco
como mis dientes
destrozados
y mi tripa
y mis pies que no me gustan
como mi asfixia por la noche
como el viento batido
por tus pies,
herméticos,
como las arrugas
de mis manos
las que escriben
las que dicen
medianoche
mi tabaco
con tus dientes
el beso diente a diente
con mi tripa
con mi asfixia por la noche
con tu magnifica sonrisa
con tus ojos transparentes
con ese volverse atrás,
en esa foto, que no fue hecha para mí.
sábado, 25 de septiembre de 2010
EL CANTERO SOLO LLORA DOS VECES
pero lo intuí
pues de tus labios llegaba
una música que no era para mi
el cálido teléfono
y el no estar yo,
yo, al otro lado del hilo
daba a la noche
un carácter mágico
que no podía ser
ignorado como no es posible que
un Amor en Sirio
y otro en Aldebarán
se conozcan, cómo es posible que se junten.
El saber de ti
aunque lejos inaccesible
dio vigor a mis alas
que empezaron a batir
el aire el sentir
lo que podría ser
dio fuerza
a mi corazón cansado
cansado por la soledad
y me hizo girar a ti
y oír tu palabra
tras la que yo a decirte iba.
Todo me invitó
a ser un hombre mejor
y el acariciar de verdad tus labios
aún en la imposible distancia
me trajo el aroma
el aroma incierto
de tu cuerpo enamorado,
y en el mío.
domingo, 19 de septiembre de 2010
VIDRIERA
jueves, 16 de septiembre de 2010
CIMIENTO
Empezaron un café y se fueron al bizcocho
empezaron una cena y se fueron a un café
empezaron un jardín y se fueron a una cena
empezaron una cena y lo hicieron, otra vez.
Y desde un mundo lo vieron muy adentro
y muy adentro lo vieron una cena
y sin la cena se fueron al bizcocho
y sin café no se hacía por la mañana.
Volvieron a empezar con el bizcocho
volvieron a probar con el café
volvieron a pensar en esa cena
volvió ese mundo a hacerse, solo una vez.
Él pensó de nuevo en su llamada
y en café con bizcochos de verdad,
él volvió a pensar en su regazo
ella volvió a acariciar sus piernas otra vez.
JANO

Llama, llama otra vez más despacito
que no me enteré
que estoy con la música
que no estoy aquí
Estoy con la Boheme y con Becaud
¿Llamas?
¡¡Ah!!
¿¿ Me llamas a mi??
Pero si estoy en ti,
con el café y con los pistachos
y al volver a la casa te encontré
y quisiste reposar en mi regazo
y me despierto
y el sueño es al revés
y ¿llamé?
VERTICAL
Tomar tu mano es una imposibilidad técnica.
Pero sentirla es un sueño entre las mías
que construyo al ritmo del recuerdo
que puedo imaginar tu caricia
sobre tus piernas cruzadas
a mi ladito en la mesa
que puedo ver ese cabello cayendo
azaroso en las manos de mi hueco
que te acecha entretanto
mas no entre el ruido
ni tampoco en el silencio
de la tarde que rompía
un clamor de aves, devolviendo
esa larga mañana sin verano,
desayuno y testigo mudo
de mis sueños, de tus anhelos
ahí naciendo ese deseo, que me lleva,
imposibilidades técnicas aparte,
a construir el sueño de tus manos.
jueves, 9 de septiembre de 2010
DIVERTIMENTO EN LA LUNA NUEVA

Como me inquieta que seas una ausencia,
Nada más frío que un teléfono mudo,
Nada me mueve si apretado el nudo
Tampoco me sosiega tu apariencia.
Sin dejarme llegar a esa querencia
De Lugones supe no ser boludo,
De Gabo que no todo es macanudo
Sobre mi mesilla, esa ambivalencia.
Más que las noches son los días tan largos
Con mi cincel esperando tu mazo,
Olas y adioses se quedaron parcos.
Soy árbol al que no llega tu brazo,
De tus dedos, aún con sabor amargo
Añoro cada gesto, soy yo el cerezo.
(Fotografía de J. Bauluz)
lunes, 6 de septiembre de 2010
THE SUMMER LEAVES´RE TURNING TO THE COLOUR OF HER HAIR

Al promediar la tarde de aquel día,
Cuando iba mi habitual adiós a darte,
Fue una vaga congoja de dejarte
Lo que me hizo saber que te quería.
(L. Lugones)
Tornan nuevas
De imaginarlas contigo
En el Silencio
Te echo de menos, sin haber estado
Y me quedo
Con tu fuego y mi ceniza
Ceniza enamorada
Madeja desllevada
Laberinto nuevo
Teseo
martes, 24 de agosto de 2010
CONCLUSIONES (ÚLTIMA LUNA DEL VERANO)
viernes, 6 de agosto de 2010
DAS WUNDER IN YUSTE
viernes, 9 de julio de 2010
ESQUERIA
Grabada al fuego en el limes de la vía
En esta playa en que ahora te despides
Funámbulo en raíles viste al túnel
Surcado del azar y del destino, voluntad
Y fui yo, Odiseo, quien te dio la vida
En el cuadro entraste desde el rito
Enmarcado en escuadra y hacia afuera
A esa playa en que ahora te despides
Y en el barco aquel de la ventura
Con mesana de noble y verde pino
Fui yo, Odiseo, quien te dio la vida
Ancho el mar, larga la arribada
Pie en la tierra sin cruces sin espadas
En esta playa en que ahora te despides
La nave en el tajo se ha quemado
Sobre el puente ante el túnel, derribado,
En esta playa en que ahora te despides
Fui yo, Odiseo, quien te dio la vida
lunes, 21 de junio de 2010
NAUSICAA
sé que eres tú,
y que te ocultas en la ciénaga,
y que mandas tu semilla
en las alas
de traidora abeja
al más salvaje prado.
Y yo aquí sin flor,
sé que eres tú,
que te mueres en el prado,
salvaje,
que haces tuya esa tierra
en la que no estoy.
Muerta esa flor,
sé que eres tú,
a lo lejos, a lo lejos
nace un sueño
que tampoco es mío,
pero que a ti te lleva
a tu Shangri-La.
Muere ¿qué flor?
Hay un vientre que jadea
bajo mis manos,
todo gira y gira y es así,
que eres sola la flor,
que muere siempre, entre mis manos,
mientras te espero, en Shangri-La.
jueves, 10 de junio de 2010
EL TALLER
Así instauran una cultura mandarinesca y sin entrañas, culminación de un pecado de intelectualidad moderna que trata de mostrar a los poderosos como primeros padres de los hombres y mujeres del taller, toda vez que no han sabido engendrarlos, tal vez porque no han sabido reconstruirse a sí mismos.
La consecuencia ha sido que han forzado a los obreros a renunciar a la razón, no ya a la razón dialéctica, sino a la razón de Heráclito y de Anaximandro, a la razón que se hace la primera pregunta filosófica, la primera pregunta con sentido. Pero como no se puede vivir sin razón (como la razón no tiene sentido si no enamora a la vida) ha habido que recurrir a la razón restringida, como mediación y como consuelo. Y en vez de tener como fundamento la amarga medicina de Heráclito que nos despierta para entrar en razón, nuestro edificio tiene que plegarse a ser la medicina suave que da fuerzas, que mantiene mientras sea posible, pero que también señala un límite que a la postre no será respetado por los ostentadores del poder.
Y el obrero va a fracasar frente al poder, su tragedia es que puede, en el mejor de los casos, someter la historia a esa razón restringida a la que ha tenido que entregarse por estar la otra secuestrada por el poder. Por eso solo podrá garantizar a la razón su media vida entre el poder y el estruendo del mundo, pues la razón entera, como la verdad entera, evadidas del secuestro, ya no son de este mundo.
El obrero ha comenzado a hablar en los talleres según que los sabios, clásicos, se iban apagando. Pues ya no queda el antiguo sabio oriental y griego, el sabio modelo de quietud y aplacamiento, ese resquicio modesto por donde se filtra la luz del mundo en una luz más pura....el filósofo de la Caverna.
Sin el apoyo de dicha sabiduría el poder se ha opuesto al obrero, que es lo único que puede combatirlo, y para ello el obrero ha de estar siempre trampeando con el poder, siempre a vueltas con él, siempre en un límite peligroso por ser pequeña la distancia entre el poder y el enfrentamiento que el obrero soporta. Por ello será grande la tentación que algunos sentirán de intentarlo, de tratar de arrebatar el poder a los que lo ostentan, sin que para nada sirva la experiencia de los intentos de los otros que terminaron en amargo fracaso.
El obrero tendrá que buscar la Luz en otra parte, lejos del taller en el que la lluvia generó tanta humedad que extinguió las luces. Y ello devendrá una Odisea tras la que recuperará la antigua fe de Heráclito de la razón como medida entre contrarios, como armonía entre contrarios. Razón que es medida y armonía, verdadera medida que no puede encontrarse en un dogma, sino en un obrero concreto que percibe con su armonía interior la armonía del mundo.
Se trata, pues, de un arte. La ética se resuelve en estética y como toda estética resulta inefable. Es esta ética una razón impersonal que no deja lugar a preguntas sobre la injusticia del poder. La razón ha quedado desvalida y por ello ya no se diferencia de la vida, coincide con ella y por lo mismo no sirve ni para explicarla ni para trascenderla, todo lo más para soportarla. Dignamente. Lo más parecido a la libertad personal, pero más conmovedor porque su horizonte se mantiene lejano y por ello abierto, siendo así una dignidad a la desesperada. Ante la inexorabilidad de la muerte y del poder humano se encuentra, entre una fe que se extingue y otra que llega, la razón nuestra, la Razón desvalida.
miércoles, 9 de junio de 2010
ALREDEDOR DE M.ZAMBRANO (2)
Así vemos que el idealismo racional impera en la burguesía intelectual, y lo hace de forma dogmática, sin ese ir a la ventura del auténtico filósofo que se entrega muy conscientemente al riesgo de la aventura del pensamiento. De modo que el racionalismo se convierte en una barrera que impide al hombre vivir la experiencia de forma íntegra, pues no reconoce la realidad, pero por otra parte le ofrece una máscara tras la que ocultarse y salvar la apariencia. Se constituye pues en una doble trampa.
De este fatal idealismo racional queda como residuo el culto al espíritu, que esconde engaños refinadísimos, pues se trata de una espiritualidad vacía ya que el modelo ha sido dado por la razón, y por ello le falta algo que la inteligencia sola no puede dar: una intuición del hombre, un proyecto de humanidad que no sea proyecto pensado, obtenido por idealización de lo que ya ha devenido residual.
Tal intuición la inteligencia sola no lo puede ofrecer, y de ello han carecido los proyectos de humanidad derivados de la Ilustración, lo que los ha hecho infecundos y a veces perjudiciales, y ello por ser proyectos construídos sólo por la razón. Las sociedades se piensan o se sueñan, pero no se intuyen; el hombre se piensa o se imagina, y, a lo sumo, se presiente.
Hay que esperar a que estos presentimientos sean algo más, a que el hombre vaya siendo otro, a que vaya apareciendo su realidad, para que sobre ella se forje la intuición del nuevo proyecto de ser hombre, la imagen del hombre nuevo superando el idealismo limitado por el racionalismo e imponiendo su realidad a todos los caprichos de la inteligencia, barriendo esas limitaciones y esas imágenes captadas con los residuos del pasado.
martes, 8 de junio de 2010
EL SILENCIO EN OCCIDENTE
Por ello es al quedarnos solos, al sentirnos solos radicalmente, cuando aprendemos qué quiere decir que algo exista o no exista en la realidad. Al cesar el diálogo la vida queda en suspenso, y alma y mundo se miran frente a frente, sin reconocerse, pues es la propia vida quien les ha unido. Entonces el alma discierne lo que es real de lo que no lo es, pero al mundo necesariamente, por simetría, le ha de ocurrir lo mismo respecto al alma que a esta respecto al mundo.
Y a este cesar el diálogo que, si es apasionado, es la vida, le llamamos silencio. Solo en él podremos discernir la realidad.
miércoles, 28 de abril de 2010
COUNTING THE BEATS ( R. Graves, 1951))

You, love, and I,
(He whispers) you and I,
And if no more than only you and I
What care you or I?
Counting the beats,
Counting the slow heart beats,
The bleeding to death of time in slow heart beats,
Wakeful they lie.
Cloudless day,
Night, and a cloudless day,
Yet the huge storm will burst upon their heads one day
From a bitter sky.
Where shall we be,
(She whispers) where shall we be,
When death strikes home, O where then shall we be
Who were you and I?
Nor there but here,
(He whispers) only here,
As we are, here, together, now and here,
Always you and I.
Counting the beats,
Counting the slow heart beats,
The bleeding to death of time in slow heart beats,
Wakeful they lie.
viernes, 11 de diciembre de 2009
RESERVA DEL 96

(Borges, La cifra)
No recuerdo el tiempo, sí los cerezos.
viernes, 20 de noviembre de 2009
MADRID, NI UNO NI DOS

No son los dientes cercenados
por la bosnia metralla
ni el blanco bigote
que a la cicatriz oculta.
No son los huesos que crujen
ni los que me duelen,
ni estos pies que anclan
este eje doblado que no centra.
No es el aire que siento es una falta,
ni las faltas que espero van al agua
la gota que en el párpado se forma
y toma raudo vuelo en mi mejilla.
No el temblor que arrastran estas manos
en letras que no veo, esa sombra
perdida en lontananza, que no sé
si es ave o pararrayos. Ni siquiera
es el recuerdo, cuando llama,
ni el olvido angustioso de tu ausencia,
ni tampoco es la muerte, silenciosa,
cuando silba en mi oído, las canciones de la infancia.
No, es sencillamente, un par de rodillas
enmieladas sobre botas puro cuero,
que me traen, entre Sol y santa Ana,
el aroma de un sueño que no ocurre.
sábado, 4 de julio de 2009
MEDIANOCHE EN PUNTO
He visto el Absoluto en tu ternura,
pero era mi ojo,
y no la Ternura,
nada vi, nada sin Ti.
He oído lo Eterno en tu confianza,
pero era mi oreja,
y no la Confianza,
nada oí, nada sin Ti.
He acariciado el Aroma en tus palabras,
pero era mi olfato,
y no la Palabra,
nada olí, nada sin Ti.
He gustado el Sabor en tus labios,
mas era mi paladar,
y no tu Boca,
nada besé, nada sin Ti.
He sentido tu Cuerpo entre mis brazos,
pero eran mis dedos,
y no el Universo,
nada soy, nada sin Ti.
Pero el Absoluto y lo eterno del aroma al que sabe tu Cuerpo,
no requiere ojo ni oído ni olfato ni sabor en mis manos,
y los hombres dirán, olvidando mis cenizas,
que me fui sin enterarme.
viernes, 3 de julio de 2009
VENERABLE ROSA (sobre un poema de Aloys Blumauer)
y se afanan en un quehacer fraterno,
te mandan estos pensamientos, hechos recuerdo.
Rosas cuidabas para tus Hermanos,
rosas te damos, ahora de vuelta,
honrad Hermanos esta acción de gracias.
Si queréis que en vuestro rostro la inocencia
tan hermosa sea como el resplandor de rosas,
no olvidéis entonces a la Naturaleza,
pues cada aroma con que adorna a su Hija
y que al humano ojo no cautiva
vive, solo, en sus maternales manos.
Pero la alegría se arropa en un esplendor de Rosas
y esta felicidad ya nada te la hurta,
pequeña y soñadora, jardinera.
Y rosas aún más hermosas que las que te damos
se entrelazan en tu vida, más allá de tu sueño,
y éstas nunca, nunca, se van a marchitar.
jueves, 25 de junio de 2009
Noche de san Juan, 2009
ahí hay puentes,
y hay Luz,
plenitud,
y tu mirar, distante, me refleja.
Pero donde Tú estás, ausente
de mí, Ser esencial,
hay cavernas,
Vacío,
y tu Luz hace mi instante transparente.
¿Eres Tú el resplandor
(me pregunto
en La Catedral
cercenada, hirviente)
o el recuerdo de tu Ausencia?
Eres, sí, carrera de gigantes,
copa de vino audaz
que termina
siempre
en el Sueño de la Vida rota.
miércoles, 6 de mayo de 2009
CORDÓN
vete con tus caballeros.”…
(José Zorrilla)
Como perro muerto humareda de tabaco.
No como ciudad misteriosa que exploré con nueve años
No como nieve de su sierra, alta como la vida
No como palacio nazarí, ni los jardines regios
No como ilusión de un día de vacaciones.
Como un paseo de tristes entre río y piedras
Bosque y monte, piedra pura
Como el valle en el ocaso, como la desenfilada
Como cuando Padre la mostraba con el dedo
Y mirábamos La Luna.
Hoy lo entiendo: la escalera abajo arriba
Es el puente fuera adentro
Y en el Fondo, caos y cosmos
Que es suyo y es tuyo y es mío: Lo somos.
Al fin fuiste Tú, quien a mí llevó Granada.
lunes, 4 de mayo de 2009
EL BLUES DE LA ESTACIÓN
Amanece, justo amanece cuando el tren va entrando en los larguísimos túneles-caverna de la estación de Sevilla. A medio camino desde mi cercano apeadero, sentado y mirando a mediodía, había localizado al avión de la mañana que sobrevoló la vía justo cuando pasábamos por su vertical. Con el buen humor, que ese juntarnos en tres de las cuatro dimensiones me había brindado, saltaba al andén camino de la oficina, esa otra caverna en la que estaría encerrado hasta la tarde, propiciando que otros siguieran siendo ricos, procurando que no fuera a costa de la sed de los que no lloran.
Los rótulos indicadores de los trenes, llegadas y salidas, lucían con furia su orgullo matutino; al compás de una megafonía loca como el mundo que procuraba guiarnos como hormigas a nuestro triste destino. El vestíbulo, inmenso, altísimo, de la estación terminaba con todo resto de resistencia, haciéndonos sentir pequeños, miserables. Algún dios despertaba de su sueño, éramos su duermevela pugnando por traspasar la realidad.
De golpe estaba en Madras Central, en las interminables colas que a diez metros de las taquillas se convertían en una papilla de indios, buscando yo un billete para Gangotri, donde Siva me llamaba desde las últimas lluvias. Todo lo que en Sevilla santa Justa era orden aquí era como el universo al segundo del big bang; lo que allí era luz e información, aquí era ruido y trenes cancelados; lo que allí columnas de hormigas rumbo a explotaciones de lujo, aquí eran montones humanos de pie, montones humanos sentados, montones humanos tumbados, unos enteros, otros sin piernas, otros sin brazos, y el olor, el olor por todas partes…..
Cuando todo fue inaguantable salí casi corriendo y mandé al coche a la estación de autobuses. Más colas, más papillas, más ruido, más montones y montones y montones, y el olor, siempre, siempre. Pero conseguí un billete para el bus de medianoche.
Subí rogando en voz alta que el equipo de video no funcionara, al menos el sonido, y un dios escuchó mi ruego y lo averió a las tres o cuatro horas de viaje (a las nueve de la mañana hicimos una parada de hora y media para que repararan el equipo, con el entusiasmo de todo el pasaje, que contribuyó económicamente).
Amanecía cuando el conductor anunció la siguiente parada: ¡Kurukshetra! El punto desde el que Brahma creó el universo, el lugar del mito de Siva y Sati; pero, sobre todo, sobre todo, es el campo de los Kurus, donde Arjuna no entendió la vida e hizo a Krisna, su chófer, la pregunta cuyas respuestas están en la Bagwad Gita, el gran (entre muchísimos) regalo de India a Occidente.
Los pasajeros estaban alteradísimos y el autobús paró allí, en pleno campo, en mitad de ninguna parte pues el sol se elevaba tras la ciudad que así se mantenía al margen. Los indios rezaban pero yo estaba saliendo de Sevilla santa Justa al aire fresco de la mañana y me detuve para recordar aquel campo en India en el que no había papillas, ni montones, ni ruidos, ni olores; el campo en el que Arjuna contempló dos ejércitos enormes preparados para una batalla que nunca tuvo lugar porque se dio cuenta a tiempo de que el auténtico enemigo estaba en su propio interior.
Nosotros también, y por ello seguiremos aquí, en este lugar geométrico, a disposición de los Hermanos, y no nos rendiremos nunca, deje lo que deje esta primavera.
jueves, 5 de marzo de 2009
ANORAK
Todo eran novedades ese día, y no precisamente de las buenas. Había salido del colegio una hora antes, por primera vez en mi historia, para poder llegar a casa a tiempo del traslado al aeropuerto, al avión, y a Tánger. En cuanto salí del colegio todo se complicó. La lluvia era torrencial, cosa habitual en primavera, pero interminable. Por primera vez me habían provisto de paraguas en casa, esa mañana, al salir y ver mi madre los nubarrones, y presentir que su amenaza se descargaría en el peor de los momentos. Y el paraguas era un castigo. A su pesar tenía el anorak empapado, no digamos pantalones y cartera – mi hermosa y nueva cartera de cuero -. Además me ocupaba una mano, y como la otra sostenía la cartera no me quedaba ninguna libre para agitarla cuando presentía que un vehículo era un taxi libre – la lluvia no dejaba ver el piloto verde encendido -, o tal vez la luz verde había decidido ese día desaparecer de la tierra para dejar morir la esperanza. Porque el anorak tenía capucha pero aun así yo estaba con el pelo empapado y la cara como una catarata, y entre el agua y el viento no había forma de distinguir los vehículos en la calle, y aunque pasara un taxi estaba condenado a no verlo. Y desde luego que junto al borde de la acera se había formado ya un gran charco, donde salpicaban los coches sin parar y que convertía el acercarse a la calzada en una aventura suicida. Naturalmente que Antonio, el viejo con pata de palo que vendía cupones y atendía el teléfono de la parada de los taxis, que se acordaba de cuando la calle de mi casa era un huerto, ya se había marchado y...¡el teléfono! ¡El teléfono! Me abalancé sobre él y me sobrevino la certeza de que no funcionaría, de que no era posible que funcionara porque a pesar de mis nueve años ese día estaba aprendiendo perfectamente que cuando las cosas deciden salir mal no hay quien las pare.
Y en ese momento sonó el teléfono. Quedé paralizado oyéndolo sonar, partiéndome de risa por que hubiera alguien que en esas condiciones llamara a la parada esperando que hubiera un taxi libre, dejando caer la cartera al suelo para secarme un instante la cara, más que nada para sentir la caricia del viento con agua rozando mi piel y golpeando el plástico de la capucha del anorak, produciendo un sonido rítmico que contrastaba perfectamente con el del timbre del teléfono.
Tres días después, aun más asustado que entonces, al levantarse el dromedario (conmigo encima) en Cabo Espartel, sentí ese mismo viento en esa misma capucha, pero era un viento más seco y más virgen, y la capucha cubría una cabeza más vieja y más sabia.
jueves, 19 de febrero de 2009
CONCEDO IMPOSIBLE SOÑAR
Cuando sueño con restos de rimmel en el baño
Ese baño imposible en el fondo del mar Rojo
Como rojo tu pulóver de alto cuello
Como Esfinge que no miras
Ni te puedes sentir en su sombra reflejada.
No hay niebla en Egipto. Sólo sal, arena y
Tu memoria sangrando, y mi olvido taponando
Construyendo de nuevo la infatigable realidad
De un sueño decorado, de un dolor.
jueves, 12 de febrero de 2009
EN EL FONDO DEL PECHO
En tu luz aprendo cómo amar
Tu danza en el fondo de mi pecho
En tu belleza, cómo poemar.
Ni con todo el cuerpo derecho
Pueden saber cual es el hecho
En tu luz aprendo cómo amar.
Mis despojos, yermo deshecho
Hollín y abono a los cuervos echo
En tu belleza, cómo poemar.
Para vivir tenemos el nicho
Para amar pulimos el brillo
En tu luz aprendo cómo amar.
Para morir nos queda el lecho
Para amar nada sino los hechos
En tu belleza, cómo poemar.
Nadie ve en el fondo de tu pecho
Cuervos cantando, ese es mi provecho
En tu luz aprendo cómo amar
En tu belleza, cómo poemar.
lunes, 2 de febrero de 2009
EL FUEGO DE SAN SILVESTRE
Vitriol y destino del hombre
En su buscar pura tiniebla
Llama final, vela sin sombra.
Lengua de luz fijada en nada
Refugio que es, aun sin tejado
Vitriol y destino del hombre.
Vela, si se extingue es vana
Vida, si se mantiene, gana
Llama final, vela sin sombra.
Caverna, profunda y helada
Presos con la luz aún vedada
Vitriol y destino del hombre.
Vela, si se consume es buena
Vida que se prolonga es vana
Llama final, vela sin sombra.
Una locura ya vencida
Una caverna desvelada
Vitriol y destino del hombre
Llama final, vela sin sombra.
miércoles, 24 de diciembre de 2008
VUELVE A CASA, VUELVE, POR NAVIDAD
La soledad, amor mío, es buena.
Ella es, tu nombre mi amor, misteriosa.
Y está sin ti sola, pero es Una.
Hermanos, por fin, al fin, buena nueva
Ella nueva, mano firme, misteriosa,
La soledad, amor mío, es buena.
Mi cuello, tus palabras, brisa clara,
Alas mi cuello muere, de mariposa,
Y está sin ti sola, pero es Una.
Sumas tú todo y eres la suma
Cual roce de acacia me das tu rosa
La soledad, amor mío, es buena.
Tu llanto, amor mío, mi deseo frena
Queda la noche, fría como la losa
Y está sin ti sola, pero es Una.
Tu risa, ahora lo sé, es tan pura
Que me sacas, Amor, de esta mi fosa
La soledad, amor mío, es buena
Y está sin ti sola, pero es Una.
lunes, 26 de mayo de 2008
VEINTISIETE DE OCTUBRE
Íbamos de Sevilla a Los Palacios por la carretera de Carmona a Morón, es decir, por la vía húmeda, cuando el amanecer nos desbordó. Paramos y bajamos. En el oriente las nubes estaban bajas y eran gris claro, de tamaño mediano, como individualidades en el gran baile cósmico que nos regalaba su presencia. Entre las nubes se dejaba ver un cielo azul brillante, con tonos anaranjados en la parte terrestre.
En occidente el cielo estaba totalmente nublado, gris muy oscuro pero con un tono amarillo que le prestaban las luces de la ciudad grande. Aquí no había individuación, sino un conjunto obedeciendo como un todo los dictados de la naturaleza que era él mismo. El viento alto empujaba con fuerza el frente nuboso, que daba la impresión de desgajarse, de querer dejar de ser un todo, de buscar la diferenciación, la posibilidad expresiva que tenían sus compañeras en el oriente.
Una suave brisa nos acariciaba también, haciéndonos partícipes de la impermanencia de todo aquéllo. ¡ Cuánta belleza, tanto más por ser fugaz ! Y tantos matices coexistiendo en esa transitoriedad. El viento y el propio orto hacían cambiar los volúmenes y los colores de la escena. Y el conjunto es un todo, pero fugaz, y no porque se hará de día o se irán las nubes o ambas cosas; sino porque pocas veces gozamos de ocasiones como esta, de enfrentar el misterio donde menos lo esperamos y tener la oportunidad y el coraje de parar y bajar. Durará poco tiempo, y entendemos por qué nosotros también.
Nos deseamos en la casa serrana, con grandes cristaleras que permitan contemplar el amanecer completo mientras desayunamos y lo comentamos. Unas cosas son y otras no.
Y yo estaba solo, claro.
martes, 6 de mayo de 2008
MANO CON DOS CARAS

De pronto viene, bocanada triste ,
el cuerpo queda, cortado y bronco,
y el ánimo escapa, veloz a no sé dónde,
se asienta en el alma, nostalgia no sé qué.
Mapa de borrosos recuerdos,
desenfocados por la mente cautiva
en el deseo de algo o de alguien,
huimos y pensamos, y ya no somos.
Lo que ni es ni ha sido,
pero amalgama el espejo
en el que toca mirarse,
observarse, reparar someramente
en las nuevas cicatrices,
en las nuevas heridas,
en los sueños rotos
por el desamor que triunfa.
Mi mano siente entonces
tu mano
siente todas las manos
o
siente todas las veces
la mano
acariciada con ternura
el dolor,desprendido,
de lo que hubiera
podido ser, una vida feliz.
Quizá no importa: hay un refugio
último en el que sí habita el tigre,
en el que los hombres caminan
por montañas infinitas y blancas,
en el que los libros son todos
viejos y huelen a sabiduría,
en el que el sol se pone
para no ponerse,
en el que el tiempo es,
circular.
Entonces,
en ese preciso instante,
dos cachorros juegan
con el cervatillo que su madre
para ellos capturó, y lo devoran,
después.
La bofetada contundente
me devuelve al mundo,
a la partida, al peón de dama
que cree dominar el centro.
Olvido el sueño y su recorrido
perpetuo del infierno al cielo
y me hallo en el justo centro,
el real, pensando y sintiendo,
que yo no soy sólo esto.
Y comprendo que es mía la sombra
que te oculta el sol, y que ahí seguirá
estando mientras dure
la maldición del ángel
que optó por luchar,
contra el Dios.
sábado, 15 de marzo de 2008
LA VIE MAUDITE

Saber,
que a mis palabras
las lleva tu aliento,
un viento que no es otro
que el color de lo que siento.
Sentir,
que no hay locura
aunque llueva hacia el cielo,
y de la tierra brote
la raíz del firmamento.
Separado
de las aguas
y poniendo rumbo al fuego,
se congelan las ideas
y amalgaman estos ojos.
Y así me miro nuevo
con el gris de mis cabellos,
los fantasmas de la nada
que se esconden tras los sueños.
UNA COLUMNA ROMANA

Como yo lo hago ahora, ¿quién en otro tiempo, en ti apoyado, contemplaba el horizonte desde el que volvía a su morada? ¿Cómo eran su rostro y su mirada, qué pensamientos se agolpaban en su mente? ¿Qué baños y masajes le esperaban, qué manjares? ¿Cuántos hijos le salieron al encuentro?
¿Qué manos temblaron en sus hombros, qué cabellos acariciaron su cuello? ¿Cuánto duró el escalofrío que le recorrió, voraz, en ese instante? ¿Pensó entonces en la muerte? ¿O se dejó llevar, sencillamente, por la promesa del gozo y de la paz? ¿Cuales fueron sus primeras palabras?
Apoyado en la barandilla del bar de la terraza del Accord, otra vez me hago preguntas. ¿Dónde está la columna en cuyo interior está encerrado el universo? ¿De quien son las manos en cuyas palmas se apoya la eternidad de Blake? ¿De qué arbusto, en el camino a Kallipuram, saltará el tigre en cuya piel los dioses dibujaron la fórmula que construye los mundos?
Esas preguntas me hago, aquí en Madras, bajo un cielo en el que nunca hay estrellas, pero sólo yo no veo sino el resplandor de la ciudad. Con un calor que no se acaba nunca, pero sólo yo siento el calor. En una playa que no huele a mar, y en la que sólo yo acaricio las olas, que nada saben de las estrellas marinas. En las tormentas de medianoche, y el aroma de la lluvia, que jamás brota.
En Madras, olvidada la costumbre de las respuestas, la mirada vuelta a occidente, como Ulises. Sin baños ni manjares ni cabellos en mi cuello. Sin tigres ni columnas. El viento de la noche me trae la voz, esa voz deseada, que tampoco ha muerto. Y me envuelve en el silencio, y se disuelve en un momento, como el azahar de primavera.
Y sueño con Tu Nombre, anima vagula, blandula…
lunes, 11 de febrero de 2008
CONTEMPLACIÓN DE UNA ESTILOGRÁFICA

lunes, 16 de julio de 2007
MARINA

mis pasos sin ritmo me llevan al final de la playa,
poseído,
mis pensamientos me fascinan
por un instante
el vacío del mundo sin mí,
se asoma al vientre y me hace respingar,
mientras siete olas dan en la rompiente,
me saludan en la playa
una
a
una
que se adelanta más acá de la marcada orilla,
me sorprende haciéndome subir con rapidez
para que el agua no me sienta,
para que el mar no sienta
como pienso
así también a veces,
uno de los siete pensamientos
rompe con más fuerza y me recuerda que no soy más,
que su consciencia.
viernes, 25 de mayo de 2007
DECONSTRUCCIÓN DEL AMOR

Cómo no saborear ese silencio
que se esconde detrás de tu sonrisa.
Cómo no dejarse palpar, en la noche clara,
por el gorgojeo ansioso de tus ojos.
Cómo no sentir el frescor de la existencia
en la tibieza de tus manos, cuando regresas
de madrugada.
y va ganándome el terreno entre los pliegues
de tu pecho.
Como si una mariposa fugaz realizase su destino
eterno cada vez que a tu infinito estrecho
entre las manos.
Cada vez que un destino humano se acoge
en nuestro seno,
cada vez que tu palabra me señala el camino
hacia lo nuevo.
Y sin embargo II
Esa sensación de tristeza que creí que era mía
esa añoranza de cosas que están del lado de afuera
esa vivencia implícita del lado oscuro de la vida,
y el sonido del sol más allá de la montaña
y el zumbido de las flores, revoloteando, alegres,
recordando a este yo olvidado de mi cuerpo
que no hay más realidad que la que miro desde adentro.
Todo el frescor del aquí y ahora convertido
en un viejo problema,
todo el no saber qué más, todo el dilema.
Todo ésto se diluye cuando abrazo tu ilusión
según va el espejo, poco a poco, devolviéndome tu aroma
y una bruma cerrada va envolviendo el recuerdo
y el futuro.
Y sin embargo…
Gijón, 23 de Marzo de 1993.
miércoles, 23 de mayo de 2007
OTRO POEMA SÁNSCRITO (VAIDDOKA)
miércoles, 4 de abril de 2007
TRES PERLAS SÁNSCRITAS

1. De Vallana:
Decir que ella volverá a mis ojos deleitar
es loca verborrea.
Pensar que ella mi esposa pronto será
es tan imposible como lo es suponer
que pueda un elefante en mis manos contenerse (*).
Mas ya esto mismo es mucho:
que en uno y el mismo eon han sido creados
tanto ella la de plana frente,
como yo, y con mérito bastante
para verla a ella.
2. De Viryamitra:
Los que se alargan hasta tu oreja,
Más oscura que el loto,
Suficientes que fueron para hurtar un corazón.
Qué necesidad hay, querida amiga,
De ese empeño que pretende trenzar tu suelto pelo,
De mostrar el pliegue tintado de tu brazo,
Y marcado con las uñas del amante.
3. De Kalidasa:
Cuando está conmigo
El silencio aflora
Tanto como palabras,
Y los ojos, cerrados, ven.
Nuestros cuerpos se entrelazan,
Y en ese intercambio,
Lo confieso,
Nada está prohibido.
(*) Aquí recordé a Blake, claro. Fueron los primeros versos que leí en el British Council de Sevilla:
To see a World in a Grain of Sand
And a Heaven in a Wild Flower,
Hold Infinity in the palm of your hand
And Eternity in an hour.
EQUINOCIO DE VERANO

Nunca he lamentado tanto no tener la cámara a mano. Ojalá fuera pintor….pero al oficio me atengo y trataré con las palabras describir esa escena imposible que me sorprendió esta mañana de verano en Madras.
Un rato antes había adelantado a la moto. Mi conductor, como siempre, hizo sonar el claxón para advertir de su maniobra y el del otro vehículo mantuvo velocidad y rumbo para facilitarla.
Era un indio joven, y detrás viajaba una mujer, más joven aun. El tráfico de motos en Chennai es más intenso que el de coches, y he visto todo tipo de cosas y seres, en calidad y cantidad, a bordo de las motos. Pero no estaba preparado, tan de mañana, para lo que me fue dado contemplar.
Ella llevaba un sari simple verde, hermoso, como todos, y montaba la trasera de la moto, a la inglesa. Él iba ciertamente concentrado en la conducción del vehículo, para lo que aquí se requiere de toda la atención posible, al no haber señales de regulación del tráfico, ni más regla de comportamiento en la vía urbana que la prudencia y la tolerancia.
Tal vez fuera para conciliar el sueño matinal, pero lo que yo vi en ese rostro tiernamente apoyado en la espalda del conductor, con los ojos entrecerrados, con una leve y feliz sonrisa; no fue ciertamente señal de una persona cansada, sino de un amor perfecto que incluso en esa incómoda situación (el peligroso viaje en moto de casa a donde fuera) encontraba ocasión y forma de expresarse.
Tras adelantarles me recliné en mi asiento trasero y cerré yo también los ojos para recrearme en la escena. Pasado un rato un giro del coche lo sentí desacostumbrado y abrí los ojos. En mitad de una intersección de calles amplias dos vehículos parados obstaculizaban levemente el tráfico y los conductores los rodeaban con un pequeño giro. Me volví para verlo por la ventana trasera del coche.
El conductor de un motocarro de pasajeros hablaba acaloradamente con el de una furgoneta de reparto. No discutían, solo que había muchos énfasis en la conversación. Se habían encontrado en mitad del cruce y habían parado para contarse algo que sin duda no podía esperar, o no podría decirse nunca sino en ese momento. Los demás vehículos hacían sonar la bocina, anunciadora de su presencia, y rodeaban el obstáculo. Como siempre en India.
Me volví hacia delante pero esta vez no me dio tiempo a cerrar los ojos. En sentido contrario a nuestra marcha, avanzando hacia el cruce obstaculizado, nos cruzábamos con un vehículo no tan habitual: un hombre pedaleaba y remolcaba un carrito en el que se sentaba un niño de unos seis años. Perfectamente vestido, con su camisa azul y blanca a rayas, representativa de algún colegio, sus pantalones cortos, sus calcetines blancos, y su mirada de hombre que conoce su lugar en el mundo, al menos el que ocupaba en esos momentos.
El que pedaleaba, aupado sobre el sillín, era un hombre mayor, delgadísimo, de pelo y barba blancos, descalzo como tantos habitantes de esta ciudad. Limpio, también, como todos los indios, pero no inmaculado como su cargamento. El rostro crispado denotaba un gran esfuerzo, y también una gran determinación por llevar al niño a su destino.
Fue en ese instante en el que lamenté no llevar la cámara, aun sabiendo que se trataba de una escena imposible para mi: la que tendría lugar, tráfico arriba de mi coche, unos minutos más tarde, si es que confluían, en la intersección del taxi y la camioneta, el bicicarro del niño y el anciano, y la moto con la mujer enamorada.