No supe el aroma
pero lo intuí
pues de tus labios llegaba
una música que no era para mi
el cálido teléfono
y el no estar yo,
yo, al otro lado del hilo
daba a la noche
un carácter mágico
que no podía ser
ignorado como no es posible que
un Amor en Sirio
y otro en Aldebarán
se conozcan, cómo es posible que se junten.
El saber de ti
aunque lejos inaccesible
dio vigor a mis alas
que empezaron a batir
el aire el sentir
lo que podría ser
dio fuerza
a mi corazón cansado
cansado por la soledad
y me hizo girar a ti
y oír tu palabra
tras la que yo a decirte iba.
Todo me invitó
a ser un hombre mejor
y el acariciar de verdad tus labios
aún en la imposible distancia
me trajo el aroma
el aroma incierto
de tu cuerpo enamorado,
y en el mío.