Por la noche llega el asalto del insomnio, regalo de cuando vivía entre humo y ruido. Entonces me siento y recuerdo y lo cuento. Solo.
viernes, 18 de noviembre de 2011
CRÓNICAS INDIAS, 2
Madras, ocho de abril de 2007
Ahora que la emoción de tu carta ha dado paso a serena vivencia, a dejar que su frescura se mezcle con mis visiones y percepciones para tintarlas con “eso” que nos une y que va y viene, de Madrás a Sevilla, de Sevilla a Madrás, regularmente como las cigüeñas en la marisma del bajo Guadalquivir, sutilmente como las garzas que se cruzan con ellas, allá, en lontananza.
Pero todo ello es incomparable con el día en que al abrir el buzón encuentro en él tu carta envuelta en el Amor y en el misterio. Por que además de Heliópolis, ahora nos une “eso” que ambos llevábamos siempre en el corazón, “eso” que tiene sus fuentes en India y que, con generosidad, se esparce por el mundo, “eso” que yo ahora tengo aquí casi a mano, tan cerca y tan lejos; y que torpemente trato de hacerte llegar. Quizá solo te alcancen los últimos matices de este perfume que a mi me envuelve, pero son los más profundos, los más duraderos.
A medida que me voy aclimatando voy también profundizando, mi mirada se va liberando de la fascinación y se hace receptiva, contemplativa, acumuladora de percepciones que sólo después, cuando puedo además ser consciente de las relaciones entre ellas, me atrevo a analizar, a evaluar, a tratar de ir más allá de la apariencia.
Esta apariencia que es ya de por sí estremecedora: la tierra que ha dado a la Humanidad el más grande de los regalos, que ya sabía que el Amor es todo (miles de años antes de ese otro gran regalo que es el Amor hecho hombre, en el hombre de Galilea); la tierra en la que ya sabían que para llevar el espíritu del hombre a su destino divino hay que moverlo con energía (Amor), miles de años antes de que los chinos desarrollaran métodos para manipular esta energía en la vida diaria; la tierra en la que llevan milenios estudiando psicología mirando dentro de sí mismos, tan antes de que en Occidente aparecieran Freud, el inconsciente, etc.
¡Qué potencial de sabiduría, cuánto que aprender! Y sin embargo, esto es sólo la apariencia. Me estoy dando cuenta (creo) de que esta tierra es un laboratorio permanente, en el que todos están involucrados en el juego de maya, y lo saben; en el que todos saben tan bien lo que es el Absoluto (dentro de lo que se puede “saber”) que ni hablan de ello; en el que todos tienen una relación de Amor con el Universo, personalizada en adoración por un avatar de Vishnu o por el propio Shiva y su Shakti. Pero creo que saben muy bien lo que hacen cuando juegan el ritual en el templo y dejan que les tinten la frente con el color del dios.
Frenaré un poco, no quiero idealizar. No todos lo saben. Hay niveles. Hay quien queda en lo exotérico, en una fe sin más, aunque vivida plenamente, sin contradicciones entre creencia y comportamiento. Otros entran, unos más y otros menos, en lo esotérico. Pero los Maestros están aquí. Lo sé, lo voy presintiendo cada vez más.
He conocido a una persona. Una mujer india que, tras quince o veinte años de experiencia profesional como experta en comunicación corporativa, en Europa y países árabes; ha dejado el mundo de la empresa para volver a sus raíces indias en una explotación agrícola ecológica (lo que aquí no es novedad, sino la tradición agrícola de siempre).
Esta mujer investiga con nuevos métodos agrícolas, como nuevos abonos naturales, por ejemplo. Investigar quiere decir que ella misma, con sus trabajadores, pasa de sol a sol realizando todas las tareas que se requieren para preparar (con las manos) tres o cuatro metros cúbicos de abono que luego es usado en la explotación agrícola. Y la experiencia adquirida la divulga a otros campesinos empleando para ello medios de comunicación habituales en la empresa que ella tan bien conoce. Todo ello gratuitamente, por supuesto.
Y uno de los colectivos con los que está relacionada son los campesinos de Auroville, la ciudad cercana a Pondicherry (muy cerca de Madras) desarrollada a partir de las ideas de Sri Aurobindo y La Madre. La Madre, justo ahora en que releía sobre el Aghora/Tantra en el libro de Svoboda. Y Aurobindo, emergiendo justo después de leer un artículo que escribí este verano, y en el que planteaba la evolución de la consciencia en términos muy similares a los suyos…..sin saberlo.
Más coincidencias (aparentes), más atanores en los que atemperar un poco más el fuego. A veces me siento como si estuviera siendo guiado. No conducido o empujado, simplemente guiado en un entramado de raíles, en el que alguien hace de guardagujas y yo cambio de vía según su plan.
Sigo haciéndome las preguntas: “Por qué y para qué estoy aquí”. Pero el tono de la pregunta ha cambiado. Ahora sé más cosas e intuyo muchas más. El ego me hace que me pregunte menos veces, pues ahora, veladamente, empieza a haber respuestas. Y no son las respuestas que al ego le agradan.
Me preguntas por los blogs y sí, tengo dos. El español es el más antiguo, en él hay un poco de todo; las dos últimas entradas se refieren a India. Pero el inglés es el que me interesa más. Es un laboratorio personal de experiencia con el simbolismo del lenguaje, alimentado con lo que sale de mi particular atanor, así que no hay allí nada que admirar, aunque quizá sí que curiosear (sic). Puedes visitarlo, desde luego, en http://naturadeficit.blogspot.com, el español en: http://fortunamutatur.blogspot.com.
Así debes entender que cuando te pedía traducirlo no me refería a poner en inglés las palabras, sino a tomar el mensaje, que ya es mío (y tuyo, pero nuestro por “eso” de lo que hablaba al principio), y jugar con él, con las ideas, las palabras….y los sentimientos (los míos).
Mi querida S, ya es mediodía, el descanso dominical me llama. En los jardines de acacias del café Amatista disfrutaré del agua espesa del Himalaya mientras preparan mi sopa y mi pescado. Y el calor quedará amortiguado por las ráfagas de brisa fresca que nos bañan, y por esas nubes de florecillas blancas con las que el árbol nos obsequia tras recibir, él también, la suave caricia del viento de verano.
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