Estas noches suceden
a un recuerdo de esos
que otras veces
nos asaltan improviso
sin saber
si es sueño o es vigilia
lo que en la sombra
rememoran.
Siento entonces otras noches
que mirándonos
al cielo purísimo
de las playas del Sur
repletas de estrellas,
y de arenas que mojaban
los pasos en las huellas
de la noche.
Aquellos reales sueños
nos llevaron
a los mares y a los montes,
a las fuentes sedientas
a mitad de la escalada,
al capeo de temporales Finisterre
cuarenta años antes del desierto
y arribarlo desde tierra.
Y los pozos verticales
conectando realidades,
uniendo almas que queremos
dejar de ser
con el vientre generoso
de la tierra que nunca
dice no.
Pero también nos han llevado
al sitio vivo desde dentro,
esperanza,
a la desolación de la tiniebla
de las muertes inocentes,
a templar nuestros huesos
en la sangre quemada
los que no abandonan Troya.
El viaje es siempre
sin retorno,
pero hoy deseo volver,
volver contigo, Amor,
a ser aquellas noches tan azules.