jueves, 12 de abril de 2012

ASÍ TE MIRO

Entré al saco de Troya, como todos, en pos del hombre astuto de luenga cabellera. Maté, robé, quemé libros y dioses manes. Y me fui de allí contento, como todos, en pos del hombre astuto de luenga cabellera. Me cupo el honor de acompañarle en su nave al viaje de retorno. Y, como él, tardé así diez años más en descubrir mi casa.

Ni de lejos la vi. Pasaba por allí y la Voz me dijo: es aquí. Reconocí el olivo. Tensé el arco. No había recua en tu alcoba, pero al acabar la noche me dijiste: ven. Sin usura. Solo ven. Y fui.

Hoy, Troya ardida y yo en tu vientre
Me miro a este espejo y sé
Que soy yo el hombre de luenga cabellera.