(¿Quien es ella? – preguntó Ulises. La hija
del rey – contestaron las ninfas.)
contempló
el
cuerpo hermoso
yaciente
sobre
el tálamo
conocía
cada
poro de la piel
de ese
cuerpo que había
sufrido
tanto
cada
pliegue
de ese
corazón que,
en el
ocaso, le había
amado
rememoró
aquella
noche
ante la
puerta abierta
del
palacio cerrado
del rey
mas no
pudo,
Ulises,
no pudo,
llorar
ante el cuerpo
sin
vida,
de
Nausicaa