jueves, 10 de marzo de 2011

KÖNIGIN KALT




Yo sé yo sé yo que tengo que bajar y ya de este tren al que me subí en marcha pasando por Zafra y mirando al infinito. Yo sé que no has comprendido, es mucho más triste de lo que tú supones. Me bajo ya, me bajo sí, me bajo de este tren que ojalá a ti te lleve a tu Ítaca. Yo sí que lo he comprendido: tú quieres llegar, no viajar. Mi Ítaca está más allá, por eso no se podían encontrar nunca.

Voy solo, pero voy a vivir. Porque mi idea es de carne hay gotas de sangre en mi alfombra nueva. Soy pasión, no listón bajado por un juez de marcas. No lloro, no respiro, mi sombra no te machacará. Adiós, Viaje extinguido, pero qué bonito que fue, qué, lo que pudo haber sido.

jueves, 3 de marzo de 2011

ODISEA



Estoy solo. Cuantas espadas forjé: óyeme.
En la mar sin tu barco pero tus labios.
Los límites y la no-certeza.
Este tierno trigo no es cabello,
esta mirada azul no me conmueve.
Sol que eres, sol, mi grito es tuyo.
Sol que no dejas luna ni senos
Sol que no dejas sombra, ni anhelos
vela que no dejas brisa, a mi vera
tienes lo que no será, será lo que
no tengo
llevar tu sonrisa hasta mi esquife
robar al tiempo un soplo del levante
saber que el viento es ya propicio
y ya seas clepsidra, calipso
o el movimiento, que tu esperanza
sea, una vez más, el faro de mi vida.
Cuantas sonrisas forjé, mas no
la que te levantó, mujer en Troya.

sábado, 26 de febrero de 2011

MI PRIMAVERA




primavera no es
esta luz de lujo que presagia
otro equinoccio habitando otros sueños

el susurro florido de tu voz ardiente
el ardor inexplicable de tus senos suaves
la suavidad susurrante de tus manos abiertas

el cielo con tus ojos y la tierra de los míos
la tierra con tus manos y el agua de las mías
el agua de tus labios y las sed en los míos

primavera no es
esta luz de lujo que presagia
otro equinoccio habitando otros sueños

no es tampoco la promesa del verano

primavera es....así,
así de cerquita
a tu vera
ahorita
mismo

así de tenue
tu presencia
ahorita
mismo

así de pletórica
tu esperanza
ahorita,
pero ahorita mismo.

miércoles, 23 de febrero de 2011

POEMA DE SALINAS




Dame tu libertad.
No quiero tu fatiga,
no, ni tus hojas secas,
tu sueño, ojos cerrados.
Ven a mí desde ti,
no desde tu cansancio
de ti. Quiero sentirla.
Tu libertad me trae,
igual que un viento universal,
un olor de maderas
remotas de tus muebles,
una bandada de visiones
que tú veías
cuando en el colmo de tu libertad
cerrabas ya los ojos.
¡Qué hermosa tú libre y en pie!
Si tú me das tu libertad me das tus años
blancos, limpios y agudos como dientes,
me das el tiempo en que tú la gozabas.
Quiero sentirla como siente el agua
del puerto, pensativa,
en las quillas inmóviles
el alta mar. La turbulencia sacra.
Sentirla,
vuelo parado,
igual que en sosegado soto
siente la rama
donde el ave se posa
el ardor de volar, la lucha terca
contra las dimensiones en azul.
Descánsala hoy en mí: la gozaré
con un temblor de hoja en que se paran
gotas del cielo al suelo.
La quiero
para soltarla, solamente.
No tengo cárcel para ti en mi ser.
Tu libertad te guarda para mí.
La soltaré otra vez, y por el cielo,
por el mar, por el tiempo,
veré cómo se marcha hacia su sino.
Si su sino soy yo, te está esperando.

(Pedro Salinas, Razón de amor, 1398 a 1438)

miércoles, 16 de febrero de 2011

ALGO SE ESTÁ COCIENDO....




A veces pelo rojo en tu mejilla,
fugaz lágrima deslizada hacia la mía
y juntos miramos delante hacia los ríos
y los montes, y tu mar que me susurra.

Y a veces tu nariz que mira arriba
y se encuentra en la mía que te esperaba,
en el aroma de la copa y el sabor
apurando hasta el final en la bebida.

Otras veces descubro tus orejas
y me oyen desde muy y muy cerquita
y mi voz entonces se desborda
al recogerla como propia en tu regazo.

Mas cuando son tus labios los que miran
y con dulzura se detienen en los míos,
nada entonces me dices ni hace falta
y sin usura tu aliento se enreda en mi cabello.

Y cuando es tu cuerpo entero el que se ríe,
a la caza de caricias desusadas,
es entonces el mío que se estremece
en el cobijo de la sombra de tus ojos.

Y cuando son tus ojos, tuyos, que sonríen
construyendo mis adentros, arco iris
entonces es mi mano, es la mía
que se lanza de nuevo a por las tuyas.

viernes, 11 de febrero de 2011

SARAH



Si tu rostro no fuera la dulzura
si tu nombre no fuera la belleza
si tu alma no fuera la verdad
y tu corazón la poesía.

Si no hubiera escondido entre tu sueño
una chispa de luz que sé muy mía
y no pudiera sentir, al romper el día,
cómo cuaja en mi ser el deseo de tu esperanza.

Si no hubiera, en fin, clavadas en mi vida
tantas cosas que son tan solo tuyas
si no pudieras ser la fuente de mi sangre

sé, que me iría quemando lentamente
y que el viento arrastraría mis cenizas
al lugar donde estuvieras.

jueves, 10 de febrero de 2011

UN POEMA DE SALINAS





No quiero que te vayas
dolor, última forma
de amar. Me estoy sintiendo
vivir cuando me dueles
no en ti, ni aquí, más lejos:
en la tierra, en el año
de donde vienes tú,
en el amor con ella
y todo lo que fue.
En esa realidad
hundida que se niega
a sí misma y se empeña
en que nunca ha existido,
que sólo fue un pretexto
mío para vivir.
Si tú no me quedaras,
dolor, irrefutable,
yo me lo creería;
pero me quedas tú.
Tu verdad me asegura
que nada fue mentira.
Y mientras yo te sienta,
tú me serás, dolor,
la prueba de otra vida
en que no me dolías.
La gran prueba, a lo lejos,
de que existió, que existe,
de que me quiso, sí,
de que aún la estoy queriendo.

(Pedro Salinas, La voz a ti debida, 1933)

martes, 1 de febrero de 2011

EL EXILIO DE HELENA

El Mediterráneo tiene un sentido trágico solar, que no es el mismo que el de las brumas. Ciertos atardeceres-- en el mar, al pie de las montañas--, cae la noche sobre la curva perfecta de una pequeña bahía y, desde las aguas silenciosas, sube entonces una plenitud angustiada. En esos lugares se puede comprender que si los griegos han tocado la desesperación ha sido siempre a través de la belleza y de lo que ésta tiene de opresivo. En esa dorada desdicha culmina la tragedia. Nuestra época, por el contrario, ha alimentado su desesperación en la fealdad y en las convulsiones. Y por esa razón, Europa sería innoble, si el dolor pudiera serlo alguna vez.

Nosotros hemos exiliado la belleza; los griegos tomaron las armas por ella. Primera diferencia, pero que viene de lejos. El pensamiento griego se ha resguardado siempre en la idea de límite. No ha llevado nada hasta el final --ni lo sagrado ni la razón--, porque no ha negado nada: ni lo sagrado, ni la razón. Lo ha repartido todo, equilibrando la sombra con la luz. Por el contrario, nuestra Europa, lanzada a la conquista de la totalidad, es hija de la desmesura. Niega la belleza, del mismo modo que niega todo lo que no exalta. Y, aunque de diferentes maneras, no exalta más que una sola cosa: el futuro imperio de la razón. En su locura, hace retroceder los límites eternos y, enseguida, oscuras Erinias se abaten sobre ella y la desgarran. Diosa de la mesura, no de la venganza, Némesis vigila. Todos cuantos traspasan el límite reciben su despiadado castigo.
Los griegos, que se interrogaron durante siglos acerca de lo justo, no podrían entender nada de nuestra idea de la justicia. Para ellos, la equidad suponía un límite, mientras que nuestro continente se convulsiona en busca de una justicia que pretende total. Ya en la aurora del pensamiento griego, Heráclito imaginaba que la justicia pone límites al propio universo físico. "El sol no rebasará sus límites, y si lo hace, las Erinias, defensoras de la justicia, darán con él." Nosotros, que hemos desorbitado el universo y el espíritu, nos reímos de esa amenaza. Encendemos en un cielo ebrio los soles que queremos. Pero eso no impide que los límites existan y que nosotros lo sepamos. En nuestros más locos extravíos, soñamos con un equilibrio que hemos dejado atrás y que ingenuamente creemos que volveremos a encontrar al final de nuestros errores. Presunción infantil y que justifica que pueblos niños, herederos de nuestras locuras, conduzcan hoy en día nuestra historia.

Un fragmento, también atribuido a Heráclito, enuncia simplemente:"Presunción, regresión del progreso". Y muchos siglos después, del efesio, Sócrates, ante la amenaza de una condena a muerte, no reconocía más superioridad que ésta: lo que ignoraba, no creía saberlo. La vida y el pensamiento más ejemplares de estos siglos concluyen con una orgullosa confesión de ignorancia. Olvidando eso, hemos olvidado nuestra nobleza. Hemos preferido el poderío que remeda la grandeza: primero, Alejandro, y después los conquistadores romanos que nuestros autores de manuales, por una incomparable bajeza de alma, nos enseñan a admirar. También nosotros hemos conquistado, hemos desplazado los límites, dominado el cielo y la tierra. Nuestra razón ha hecho el vacío. Y, al fin solos, concluimos nuestro imperio en un desierto. Cómo poder imaginarnos, pues, ese equilibrio superior en el que la naturaleza mantenía la historia, la belleza, el bien, y que llevaba la música de los números hasta la tragedia de la sangre? Nosotros volvemos la espalda a la naturaleza, nos avergonzamos de la belleza. Nuestras miserables tragedias arrastran olor de oficina y la sangre que derraman tiene color de tinta de imprenta.

Por eso es indecoroso proclamar hoy que somos hijos de Grecia. A menos que seamos hijos renegados. Colocando la historia en el trono de Dios, avanzamos hacia la teocracia tal como hacían aquellos a quienes los griegos llamaban bárbaros y combatieron a muerte en las aguas de Salamina. Si se quiere captar bien la diferencia, hay que volverse hacia el filósofo de nuestro ámbito que es verdadero rival de Platón. "Solo la ciudad moderna --se atreve a escribir Hegel-- ofrece al espíritu el terreno en el que puede adquirir conciencia de sí mismo". Vivimos, así pues, en el tiempo de las grandes ciudades. Deliberadamente, el mundo ha sido amputado de aquello que constituye su permanencia: la naturaleza, el mar, la colina, la meditación de los atardeceres. Solo hay conciencia en las calles, porque solo en las calles hay historia, ese es el decreto. Y como consecuencia, nuestras obras más significativas dan fe de esa misma elección. Desde Dostoievski, buscar paisajes en la gran literatura europea es inútil. La historia no explica ni el universo natural que había antes de ella ni la belleza que está por encima de ella. Ha decidido ignorarlos. Mientras que Platón lo contenía todo --el sinsentido, la razón y el mito--, nuestros filósofos no contienen más que el sinsentido o la razón, porque han cerrado los ojos al resto. El topo medita.

Fue el cristianismo el que empezó a sustituir la contemplación del mundo por la tragedia del alma. Pero al menos se refería a una naturaleza espiritual y, a través de ella, conservaba cierta seguridad. Muerto Dios, no quedan más que la historia y el poder. Desde hace mucho tiempo, todos los esfuerzos de nuestros filósofos no han ido dirigidos más que reemplazar la noción de naturaleza humana por la de situación, y la antigua armonía por el impulso desordenado del azar o el movimiento implacable de la razón. Mientras que los griegos marcaban a la voluntad los límites de la razón, nosotros hemos puesto, como broche, el impulso de la voluntad en el centro de la razón, que se ha vuelto asesina. Para los griegos, los valores eran preexistentes a toda acción, y marcaban, precisamente, sus límites. La filosofía moderna sitúa sus valores al final de la acción. No están, sino que se hacen, y no los conoceremos del todo más que cuando la historia concluya. Con ellos, desaparecen también los límites, y, como las concepciones acerca de lo que habrán de ser aquéllos difieren, y como no hay lucha que, sin el freno de esos mismos valores, no se prolongue indefinidamente, hoy los mesianismos se enfrentan y sus clamores se funden con el choque de los imperios. Según Heráclito, la desmesura es un incendio. El incendio se extiende, Nietzsche ha sido superado. Europa no filosofa a martillazos, sino a cañonazos.

Sin embargo, la naturaleza está siempre ahí. Opone sus cielos tranquilos y sus razones a la locura de los hombres. Hasta que también el átomo se encienda y la historia concluya con el triunfo de la razón y la agonía de la especie. Pero los griegos nunca dijeron que el límite no pudiera franquearse. Dijeron que existía y que quien osaba franquearlo era castigado sin piedad. Nada en la historia de hoy puede contradecirlos.

Tanto el espíritu histórico como el artista quieren rehacer el mundo. Pero el artista, obligado por su naturaleza, conoce sus límites, cosa que el espíritu histórico desconoce. Por eso el fin de este último es la tiranía, mientras que la pasión del primero es la libertad. Todos cuantos luchan hoy por la libertad, combaten en último término por la belleza. No se trata, claro está, de defender la belleza por sí misma. La belleza no puede prescindir del hombre y no daremos a nuestro tiempo su grandeza y su serenidad más que siguiéndolo en su desdicha. Nunca más volveremos a ser solitarios. Pero igualmente cierto es que el hombre tampoco puede prescindir de la belleza, y eso es lo que nuestra época aparenta querer ignorar. Se tensa para alcanzar el absoluto y el imperio, quiere transfigurar el mundo antes de haberlo agotado, ordenarlo antes de haberlo comprendido. Diga lo que diga, deserta de este mundo. Ulises puede elegir con Calipso entre la inmortalidad y la tierra de la patria. Elige la tierra y, con ella, la muerte. Una grandeza tan sencilla nos resulta hoy ajena. Otros dirán que carecemos de humildad. Pero esa palabra, en cualquier caso, es ambigua. Semejantes a esos bufones de Dostoievski que se jactan de todo, suben a las estrellas y acaban por exhibir su miseria en el primer lugar público, a nosotros lo único que nos falta es ese orgullo del hombre que es observancia de sus límites, amor clarividente de su condición.

"Odio mi época", escribía antes de su muerte Saint-Exupéry, por razones que no están demasiado alejadas de las que he expuesto. Pero, por perturbador que sea ese grito viniendo precisamente de alguien como él --que amó a los hombres por lo que tienen de admirable--, no vamos a apropiárnoslo. Y, sin embargo, qué tentador puede resultarnos, en ciertos momentos, darle la espalda a este mundo sombrío y descarnado! Pero esta época es la nuestra, y no podemos vivir odiándonos. Ha caído así de bajo tanto por el exceso de sus virtudes como por la grandeza de sus defectos. Lucharemos por aquella de sus virtudes que viene de antiguo. Qué virtud? Los caballos de Patroclo lloran a su dueño muerto en la batalla. Todo se ha perdido. Pero se reanuda el combate, ahora con Aquiles, y la victoria llega al final, porque la amistad acaba de ser asesinada: la amistad es una virtud.

La ignorancia reconocida, el rechazo del fanatismo, los límites del mundo y del hombre, el rostro amado, la belleza en fin, tal es el terreno en el que volveremos a reunirnos con los griegos. En cierta manera, el sentido de la historia de mañana no es aquel que se cree. Está en la lucha entre la creación y la inquisición. Pese al precio que hayan de pagar los artistas por sus manos vacías, se puede esperar su victoria. Una vez más, la filosofía de las tinieblas se disparará por encima del mar destellante. Oh pensamiento del Mediterráneo! La guerra de Troya se libra lejos de los campos de batalla! También esta vez los terribles muros de la ciudad moderna caerán para entregar, "alma serena como la calma de los mares", la belleza de Helena.

(Albert Camus, El verano, 1948, Alianza Cien, Madrid, 1996.)

jueves, 20 de enero de 2011

SARAH





Mi querida amiga, Amor mío:

No hay espejos en mi casa, como sabes, y bien que nos divertíamos en los hoteles del río y la montaña al vernos reflejados y saber que allí no podíamos, porque no hay espejos en mi casa. Tú decías que es por mi borgiano pensamiento laberíntico y yo reía y decía que tú eras Dylan Thomas british style. No lo aguantabas y me arrojabas la manzana, yo la miraba y te decía que ese era el sentido de todo laberinto: ser esférico, circular, y entonces todo empezaba otra vez entre nosotros y éramos dos para ser solo uno.

Estabas aquí, conmigo, esta mañana, soñándote mientras besabas mi espalda y recorrías con tu lengua sabrosa los pliegues de mi columna deteniéndote justamente ahí donde nace la serpiente. Yo me volvía y te besaba y te decía riendo que fuéramos a mirarnos, tal somos, al espejo del baño y al del dormitorio en el que me veo ahora, mientras esto escribo, pero solo.

Solo. En esta suite que te esperaba, que quería saber de ti, que te echa de menos, que sufre porque querría haber cambiado cartas y que tú fueras la que estuviera aquí, y yo en el infinito, mirándote y sabiéndote capaz de ser feliz.

Pero te tocó a ti, Amor, Amor mío, te tocó a ti. Ella está aquí ahora, a mi izquierda, casi al alcance de mi brazo extendido, pero no....y sonriendo me dice que todavía no ha venido a por mi. Sé que eso es bastante, sé que es lo que tú esperas de mi, allí donde estés, pero se me hace tan, tan difícil. ¿Qué es la vida? ¿Qué es la Vida sin ti? No, no lo sé.

Me miro en el espejo. Un matecoca en una mano y un pitillo en la otra. Sin mi whisky, sin tu whiskey, solo y sobrio, en el quinto pino, ante el espejo, mi mismo. Te recuerdo como en la fotografía, sol atrás, vino blanco, labios codiciosos, cabello rojo como mi fuego, sonrisa cómplice, no sabías, ojos tan tuyos y tan grises como la loba que fuiste para este oso torpe que te ama más que a su propia vida.

Pero, ¿eres? ¿o eres sombra en una sombra que es la mía? No lo sé, Amor mío, pero sí que si hay un cielo tú me lo diste, y si una felicidad contigo la he vivido. Vuelve, vuelve a mi, Amor mío, desde tu cielo, vuelve como mi Beatrice a tu Dante, dame con un guiño una esperanza. Una mirada, un beso tuyo en mi espalda desnuda, convertirán a este Goethe que nunca he sido en el Ulises que siempre Dante fue. Lo sabíamos, hazlo realidad, ahora, ahora.

Sin ti no soy nada, Amor mío, polvo, polvo. Sé que no estás, pero sé que puedes soplar en este polvo que soy y convertirlo en la rosa que Tú eres.

jueves, 30 de diciembre de 2010

EL SONETO DE QUEVEDO

Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora a su afán ansioso lisonjera;

Mas no, de esotra parte, en la ribera,
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama el agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.

Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
Venas que humor a tanto fuego han dado,
Medulas que han gloriosamente ardido:

Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado

WHEN YOU ARE OLD

When you are old and grey and full of sleep,

And nodding by the fire, take down this book,

And slowly read, and dream of the soft look

Your eyes had once, and of their shadows deep;

How many loved your moments of glad grace,

And loved your beauty with love false or true,

But one man loved the pilgrim soul in you,

And loved the sorrows of your changing face;

And bending down beside the glowing bars,

Murmur, a little sadly, how Love fled

And paced upon the mountains overhead

And hid his face amid a crowd of stars.


(by W.B. Yeats)

jueves, 23 de diciembre de 2010

THE SEED AND THE SORROW

no sé si la alegría en tus palabras
o esa cruz que luces entre senos
estandarte grande y bagatela
que tan íntimo llegó a mis manos

no sé si el horizonte fluído y campechano
o el color de tu mejilla sonrosada
desde antes, mucho antes
desde que el color derritió esa nieve

no sé si la nieve o su reflejo
en tus ojos de imprecisa mirada
lo que creció lentamente entre
mis manos de nieve en anegada ribera

no sé, en fin, con qué ojos me miraste
en el teléfono hablando primaveras
pero sé, amor, mi gran sorpresa
al saber que no eras solo una

y el sol en Capricornio se nos vuela
y la luna fugándose hasta enero
no me importa, amor, que no me importa
mas tampoco mis noches serán para ti sólo.

viernes, 17 de diciembre de 2010

UN POEMA DE CORTÁZAR

Te desnudé entre llantos y temblores
sobre una cama abierta a lo infinito,
y si no tuve lástima del grito
ni de las súplicas o los rubores,

fui en cambio el alfarero en los albores,
el fuego y el azar del lento rito,
sentí nacer bajo la arcilla el mito
del retorno a la fuente y a las flores.

En mis brazos tejiste la madeja
rumorosa del tiempo encadenado,
su eternidad de fuego recurrente;

no sé qué viste tú desde tu queja,
yo vi águilas y musgos, fui ese lado
del espejo en que canta la serpiente.

(De Salvo el crepúsculo, 1985 post.)

jueves, 16 de diciembre de 2010

UN POEMA DE ANTONIO MACHADO

Los árboles conservan
verdes aún las copas,
pero del verde mustio
de las marchitas frondas.

El agua de la fuente,
sobre la piedra tosca
y de verdín cubierta,
resbala silenciosa.

Arrastra el viento algunas
amarillentas hojas.

¡El viento de la tarde
sobre la tierra en sombra!

(De Soledades, galerías y otros poemas, pieza XC)

miércoles, 15 de diciembre de 2010

UN POEMA DE ALEIXANDRE





EL SILENCIO

Miró. Miró por último y quiso hablar.
Unas borrosas letras sobre sus labios aparecieron.
Amor. Sí, amé. He amado. Amé, amé mucho.
Alzó su mano débil, su mano sagaz, y un pájaro
voló súbito en la alcoba. Amé mucho, el aliento aún
decía.
Por la ventana negra de la noche las luces daban su
claridad
sobre una boca, que no bebía ya de un sentido
agotado.
Abrió los ojos. Llevó su mano al pecho y dijo:
Oídme.
Nadie oyó nada. Una sonrisa oscura veladamente puso
su dulce máscara
sobre el rostro, borrándolo.
Un soplo sonó. Oídme. Todos, todos pusieron su
delicado oído.
Oídme. Y se oyó puro, cristalino, el silencio.

(De Nacimiento último, 1953)

martes, 14 de diciembre de 2010

UN POEMA DE JUAN RAMÓN




COLORES, IDEAS

Los colores que saca la luz a los cuerpos,
me levantan, me escitan, no me dejan morir;
las ideas que saca la sombra a las almas,
me perturban, me escitan, no me dejan vivir.

¿Para qué estas ideas, para qué estos colores,
que nos cambian de sombra y de luz?
¿Dónde estaban?

No estaban.
¿Su destino es lucir y sombrar el morir?
Mi destino es morir el sombrar y el lucir.

( De Una colina meridiana, 1942-1950)

miércoles, 8 de diciembre de 2010

EPÍLOGO

piedrecita
piedrecita pequeña
en mi bolsillo

piedra grande
grande
en mi maleta

¿cual es
la que conmigo
vino?

¿con cual
de ellas compartí
mi Vuelta?

mi maleta se hizo
pequeña
y ya no cabes

mi bolsillo se hace
grande
y te abarca

sonríe
y ríe un día
sólo para mi

todo
todo no tendrás
pero sí

ese puente
roto
tras cuya mano

te espero
infinito
si me quieres asir

SINTRA A SEVILLA

Nos despedimos de Lisboa con ternura, pero sea lo que sea en que haya de convertirse este descubrimiento debe germinar en el largo invierno, no nos iluminaremos hasta la primavera, si superamos la prueba de la tierra.

Me detengo en Quinta Regaleira para dejar tarjeta de visita y echar un rápido vistazo. Y, sobre todo, para atar un cabo de mi ovillado hilo de Ariadna. Que sepan que acechamos, que sepan que, más temprano que tarde, iremos.

Otra parada en Evora para visitar la magnífica catedral, asignatura pendiente desde la primavera. Y otra en la pousada de Vila Vizosa, para tomar el aperitivo....Y, por fin, en Zafra, para comprar el jamón, también asignatura pendiente, desde el medio del verano, cuando el big bang que dio comienzo a este universo. Pero, ¡estaba todo cerrado! Menos mal, no habría sabido qué diablos hacer con el bendito jamón.

Ya en destino me encuentro la casa impecable. Cayo se ha portado. Bromeo con él sobre lo hastiado que me tienen estos viajes a provincias. Tal vez sí hay un futuro para mi....

Mañana hará cincuenta y dos años de mi primera luz. Creo que me siento mejor. Y sé que me siento más joven, mucho más joven....

martes, 7 de diciembre de 2010

LISBOA

Lisboa es un misterio vivo, pues que todos sus barrios son un verdadero laberinto. Nadie sabe dónde empiezan o terminan, si de abajo a arriba o de arriba a abajo, el Chiado o la Alfama. El rectangular Rossío acaba siendo recorrido en espirales o en curvas semejantes, y siempre tenemos la impresión de estar buscando un centro. No son laberintos a la manera del cretense, con su monstruo y su tesoro. Son laberintos de catedral gótica, de los que han sobrevivido pocos, Chartres, por ejemplo, fotografiado, creo, en otra entrada de ésto. Laberintos hechos para recorrerlos íntegros alrededor del centro geométrico, pero sin llegar nunca a él. Nunca del todo.

En el hermetismo el laberinto es la serpiente. Entrelazada en el caduceo, o en el árbol de la vida, o mordiendo su propia cola. Todo ello tiene su sentido teórico y práctico, no solo aplicable a los seres individuales, sino también a los colectivos, como una ciudad o un país, como Lisboa o Portugal. ¿Acaso su historia no está jalonada de arrojos que irradian en espiral a todo el mundo?

He venido a Lisboa más veces que a París, Londres y Roma juntas, o sea, muchas. Ni que decir tiene que siempre hay algo aquí que me conmueve, me sorprende, me afecta en lo personal, me llena de felicidad, en fin, si no fuera así no volvería siempre que puedo. En una de estas visitas, sobre el 90 o 91 (recuerdo que vivía entonces en Asturias y que mi padre no faltaba), me planté en la iglesia de los Jerónimos, haciendo un esfuerzo metaespiritual, convencido por un colega lisboeta. El lugar, un tanto jocosamente, me gustó, y desde entonces no he dejado de darme una vuelta por Belém cada vez que vengo.

En esta ocasión también lo hice y, mientras deambulaba en torno al coro, me hallé inesperadamente ante el laberinto hecho piedra, serpiente tallada en una de las dos grandes columnas. Corrí (literalmente) hacia la otra y allí estaba otra vez la serpiente. Dos serpientes, arriba, discretamente protegiendo a Camoes y a Vasco de Gama, en el lugar del que partían, hace seiscientos años, las expediciones a Oriente, a Goa, a Kerala, a lo que luego fue mi Madras, a las Indias todas. Y también el lugar al que retornaban dichas expediciones, con sus riquezas materiales, y con sus riquezas espirituales, que precisamente el hermetismo se cuidó de proteger y perdurar.

El laberinto me había entregado, suavemente, su enigma. Sin necesidad de monstruo, ni espada, ni tesoro resplandeciente. Recordé mi equipaje, y que allí estaba, siguiendo el consejo que me fue otorgado justo antes de partir, el ovillado hilo de Ariadna. Podía volver a casa, ahora entendía el sentido de esta vuelta.

SANTIAGO A SINTRA

Viaje largo, pero con buen tiempo y autopista. Con los habituales errores de la señalización local llegamos sin más novedad hacia la siete de la tarde hora local.

La ciudad es tal como la habíamos imaginado, y lo avanzado del día y el cansancio acumulado nos aconsejan economizar fuerzas y eludir las interminables cuestas que rodean el centro. Como tampoco hay ganas de coger el coche optamos por el aperitivo y la cena, que, pasado el desmadre gallego, fue de nuevo frugal: sopa rica de pescado y bacalao macerado en vino de Oporto, con la garrafa de blanco de la casa y crepés de azúcar y canela. Café, sin.

Sin embargo la proximidad del Sur me hace recordar vivamente muchas cosas y, sobre todo, muchas personas que quedaron difusas cuando subí Despeñaperros. Mientras siga allá, en el profundo Sur, forman parte importantísima de mi vida, pues la conforman, y con tanto poder como las cosas nuevas que he encontrado y, algunas, comprendido. Ello hace aflorar una vieja inquietud, la del contraste de lo viejo con lo nuevo, la de aferramiento a lo que siempre estuvo ahí pues la única forma de zafarse es destruirlo, y eso no lo queremos, a veces.

Pero quedan dos días, que quizá me hagan menos ignorante, y algo de luz me sea dado vislumbrar.

lunes, 6 de diciembre de 2010

FINISTERRE

Por Santiago hay que pasear indiferente al mal tiempo, como los ingleses y los rusos. Aceptado esto encontramos una ciudad cuya parte vieja, aunque mercantilmente adaptada a las masas, conserva un aire natural que permite vivirla como si no hubiera comercio ni turismo. La afluencia de bares y restaurantes no precisamente orientados a turistas tiene mucho que ver con ello, y a pesar del corto tiempo que aquí he estado creo que estoy en lo cierto. La comunidad estudiantil, probablemente, aporta la otra mitad de la naranja.

Por la tarde continuamos hacia el oeste hasta que ya no podemos más, pues la tierra llega a su fin. Finisterre es un cabo alargado hacia el sur, cuyo último pueblo se llama, curiosamente, san Roque. El día está lluvioso pero fieles a su cita, Sol y Luna, en Sagitario, se sumergen juntos, muy juntos, como uno dentro de la otra, en las agitadas aguas del Oceáno. No se ve nada, todo es gris y lluvia, pero yo siento que están ahí, descendiendo. Su gravedad se transmite perfectamente a mis centros nerviosos, donde por mi parte he dejado bien dispuesto, arreglado, perfumado y envuelto, todo aquello que las dos luces deben llevarse consigo al fondo del mar.

La noche cae muy lentamente, a pesar de lo gris del día el ocaso parece ser eterno. Y yo me voy sintiendo liberado de un lastre que no permitía a la red ocupar su lugar justo entre dos aguas. Ahora sí, ahí queda, a la espera, con el lastre justo para que no se mueva de su profundidad tan trabajosamente ajustada.

Y así estoy yo, en tierra, pensando si será lenguado o merluza. No da igual, pero sea lo que sea, que sea a la gloria de Tu nombre.

domingo, 5 de diciembre de 2010

PONFERRADA A SANTIAGO

Diana a las once y media, desayuno de chocolate y churros para engrasar y tirando para Galicia. El tiempo es bueno y el trayecto corto, así que llegamos de día a tiempo para un paseo por el Santiago viejo. La cena tan frugal como habitualmente. El día pasa, sin más, ligero, sin lastre, acariciándome tiernamente, como calma chicha antes de la tormenta. Porque huele, huele a lluvia.

viernes, 3 de diciembre de 2010

PONFERRADA

Me asomo a la ventana al despertar y por vez primera luce un sol esplendoroso, pero queda el blanco de la nevada de anoche. En el parque de enfrente, labrado en la nieve, un mensaje: Alberto y Bea. Anoche, antes de bajar a cenar, vi a Alberto desde esta misma ventana cuando comenzaba su trabajo, aunque no sabía lo que estaba haciendo. Son letras grandísimas, de tres o cuatro metros, hermosamente entrelazadas. Debió llevarle varias horas concluirlo, en el frío de la noche. ¿Cuantas noches esperó Alberto la gran nevada para expresar sus sentimientos hacia Bea? ¿Por qué eligió ese modo de hacerlo? ¿Le habrá aceptado Bea? ¿Qué sentido tiene un amor así? ¿Pero es que importa el sentido si el amor es en realidad Amor? Esas preguntas me hago y pienso en la noche sublime de Alberto y Bea....¡Qué inocente todo! Pero qué bonito.....

Como hacía buen tiempo y el frío era soportable decidimos que el día fuera tranquilo. Por la vieja Ponferrada, de la iglesia al museo, del museo a la basílica, de la basílica a otra iglesia. Despacito, y entre visita y visita, paradita en los perfectamente aclimatados tugurios de la zona para el tinto y la tapita. Comida frugal, desde luego y ¡ay, que lentejitas....!

Por la tarde, el castillo templario. Grande, fascinante, misterioso. Pienso en aquellos hombres, tan distintos a mi por creencias y por armas, pero tan iguales en la necesidad de luchar cuando la injusticia se hace presente y, a pesar de las derrotas, no rendirnos nunca, nunca...

A la salida del castillo, como sorpresa de despedida, una exposición de libros viejos, muy, muy viejos, Beatos de Liébana casi todos. Papel o pergamino escrito e iluminado hace más de mil años. ¡Qué hermosos grabados, qué color, qué escenas! Algunos, muchos, surrealistas, oníricos, me recuerdan al CG Jung del libro rojo. No creo que esos monjes se limitaran a copiar y copiar, más bien que ellos tenían también su Filemón escondido en su particular cámara de reflexión y fueron capaces de sacarlo, estudiarlo, dialogar con él, y ponerlo en el pergamino. Recuerdo la exposición de textos de alquimia en Pondicherry, hace ya tanto tiempo, allá, en el oriente. Aquello fue un hito, un punto y aparte. ¿Qué sucederá ahora? ¿Conmigo? ¿Quien soy, qué quiero ser, dónde he de llegar?

A la vuelta, buscando el aparcamiento, nos perdemos, para variar y ¡bingo! encontramos por casualidad la versión local del Caracol, aquí llamado Lobos y Lobas. El apacible ambiente, la música, las personas, la propietaria, sus amigos, los parroquianos,...en fin, que de allí al hotel a la ducha y a cenar, frugalmente, algo, y para allá que vamos otra vez, que mañana es sábado y no hay que madrugar.

BURGO DE OSMA A PONFERRADA

Nos desayunamos con la catedral del Burgo de Osma, gótica ella, para compensar un poco del silencio románico. O eso creíamos, porque la iglesia estaba desierta y tuvimos ocasión de gozar del raro privilegio de pasear una catedral gótica en solitario. El silencio era más grande que en los pequeños edificios románicos, pero era igual de profundo y absorbente. La mente también se rebelaba y zumbaba, pero entre zumbido y zumbido me percataba de que Ello estaba ahí, manifestándose, de que por fin había luz, y circulaba. Todo estaba bien, al fin.

El paso a través del cañón del río Lobos fue magnífico. Subimos y subimos, otra vez hasta los mil y pico metros, y, ya arriba, paramos en un mirador, desierto, desde luego. Caminé con cuidado hasta el borde del cañón y allí apareció el milagro en forma de águila planeando, pasando tan a mi lado que casi la acariciaba, que vi cómo su ojo me ignoraba, y me vino a la mente aquel poema:

...si alguna vez me ves
mirándote a los ojos
y descubres en los míos
un deje de amor
no retires tus fusiles
ni creas que he cambiado
sabe, simplemente,
que puedes contar conmigo...

El águila pasó, pero había muchas más en el cielo.

En Santo Domingo de Silos estaba todo cerrado, pero no importó. Estábamos en el lugar en el que los monjes, los mismos que traducían a Aristóteles y Avicena (bueno, este algo después) se dieron cuenta que la lengua nueva que hablaba el pueblo en la frontera podía ser escrita con los mismos grafismos que el viejo latín. Aquí nació el castellano, que hoy es español y mundial, el lenguaje con el que mejor juego e investigo los símbolos, con el que me transmito, a mí mismo, mis emociones, mis pasiones, y que sea por mucho tiempo.

El resto del viaje fue trivial, excepto porque conducir con la nevada en contra, formando un túnel ante los ojos que absorbía y mareaba, me trajo la memoria de la escena final de 2001, odisea del espacio, no me habría extrañado despertar de pronto en otro tiempo y en otro lugar, ¿sería yo mismo? Por ejemplo en una suite, con la cámara espacial al lado, escuchando mi propia respiración 40 años después, renaciendo niño a un universo nuevo. Quizá fue así.

Llegamos, una vez más, tarde a la meta, pero, también una vez más, a tiempo para el aperitivo. La cena, frugal esta vez: menú del día, con crema de marisco y albóndigas a la jardinera, café incluido. Y un pacharán, para la digestión y para desembotar la mente, de tanta y tanta inocente blancura.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

CAMPOS DE SORIA

Hoy ha seguido nevando pero entre mediodía y el ocaso el tiempo ha dado tregua, lo que hemos aprovechado para movernos, que de eso se trata en todo viaje, más en este. Camino de Soria paramos en el alto de Villaciervos, a más de mil metros, donde la blancura nos invade por completo. La nevada no es muy alta, y el blanco alterna con el marrón de las hierbas que sobresalen por encima. El tiempo nuboso impide ver las montañas, y nos sentimos envueltos por una cúpula de blancura, nieve en la tierra, nubes en el cielo, niebla en el horizonte, que reduce el mundo a los 500 metros a donde alcanza la vista y que, por la maravilla de la ósmosis, capaz de purificar hasta el agua más salada, permite que el color blanco entre en nuestras almas y se remanse en ellas. La vivencia es de paz, íntegra, casi absoluta.....algo le falta para realmente ser absoluta, y no sé qué es, pero me reafirmo en la sensación que tuve a mitad de la etapa prólogo, cuando algo en mí se rompió, algo físico, y síquico, y espiritual, y supe que estaba bien así, que no había que recoger los trocitos para emprender nada nuevo con ellos, que la pieza central del puzzle era en realidad un hueco, y que ese hueco recién se estaba creando. A su alrededor, como en los cuadrados mágicos de 49 piezas, podía girar el universo entero.

El paseo por la vieja Soria fue tal como lo hubiera imaginado si en ello me hubiese entretenido. Ahí también todo era apacible, los viejos olmos deshojados me hacían guiños sin parar, las voces de Gustavo, de Antonio, de Gerardo, susurraban tras cada esquina. El sábado viene el Betis a jugar con el Numancia, pero ese día ya estaré lejos. ¡Qué contraste! ¡Qué lejos me parece el Guadalquivir, parco en aguas frente al viejo Duero! Recuerdo los versos del Hermano, Oh Soria....y el entrañable jardín de la calle Dueñas donde yo también he olido florecer al limonero.

Pero Soria, sobre todo, es románica, como lo es Andorra; mas aquí es todo más sobrio y más profundo. Las viejas iglesias que hemos visitado no tienen iluminación artificial, de modo que son como eran hace mil años y más. Como el día está nublado casi no se ve nada en su interior, y como además estamos solos en cuanto dejamos de caminar y nos sentamos el silencio, íntegro, casi absoluto, trata de tomar posesión de nosotros para transmitirnos Eso de lo cual solo Él puede ser vehículo, Eso que somos y está bien adentro. La mente, como siempre, se asusta, y para protegerse produce ese peculiar zumbido que impide el acceso del Silencio. No es otra cosa nuestra Búsqueda, y me siento como si fuera pequeño, pequeño.....

Y para compensar el ayuno del mediodía decidimos que la cena sea de sopa castellana y cochinillo al horno, que el cuerpo también debe tener su alimento. Me voy, pues, en paz y en silencio, al ansiado apetitivo.

DE ANDORRA LA VELLA AL BURGO DE OSMA

La nevada continuó con suavidad durante toda la mañana, impregnando el aire, la tierra y el espíritu. Pasado mediodía se transformó en lluvia y luego en silencio, pero para entonces ya habíamos bajado mucho de cota y estábamos en Lérida.

Cuando pasamos por Zaragoza íbamos bien retrasados y ya era de noche. La Z-40 se comportó muy bien, como uno espera de un distribuidor de tráfico en España: nos equivocamos tres veces, y solo tras otras tantas medias vueltas o vueltas completas a despistadas rotondas, fue que conseguimos enfilar la carretera de Soria.

Otro tanto había pasado unos días antes para salir de Barcelona, donde la ciudad había luchado, con similares armas, para tratar de que no marcháramos. Allí completamos muchas más rotondas, con indicadores contradictorios, tratando de intuir cual sería el verdadero antes de entrar equivocadamente en una autopista sin cambios de sentido. Pero fue en Zaragoza cuando entendí por qué la guía de carreteras del año 2009 que había comprado el día antes de la partida, tenía, precisamente, precio de saldo. Le faltó poco para echarse a volar por la ventanilla, juro que si no la ayudé fue por motivos ecológicos. La sombra del GPS planea sobre mi, pero seguiré resistiendo: una cosa son tres euros en inútiles mapas de papel y otra 300 en una voz capaz de meterme por caminos de cabra sin perder su flema ni un instante.

El trayecto, en fin, fue de los más duros de mi vida al volante, nueve horas para algo que en verano y de día habría hecho en la mitad o menos. Saliendo de Huesca, tras una pequeña subida, apareció la niebla, voraz, que durante unos 30 km nos obligó al paso de la tortuga, que no caracol. Más adelante un cartel anunció que estábamos en puerto de montaña a 1000 metros de altura. Aquello era como un sueño infernal, pero a cero grados.

Ya en Soria las condiciones mejoraron y pudimos coger velocidad, completando la etapa sin más novedad y llegando a destino a tiempo para el aperitivo y la cena que, como juré el día anterior, fue frugal: huevos con papas y beicon. Mañana será otro día.

martes, 30 de noviembre de 2010

PIRINEO

Piedra, roca, piedra, roca, así es esta tierra: de la pura roca esculpida en montaña por los dioses, a la piedra tallada por el hombre para hacerla dios. Puro románico, lo que me traslada a otras inquietudes, a las anteriores al gótico. Son más simples y más transparentes. Se resuelven con un recuerdo, un verso, una melodía. Y son las más importantes. La vida, el nacimiento, la muerte, son ahí.

Luego subimos allá a lo alto (la-haut?), hasta los 2.300 metros del pico de Vallnord, en telecabina. La última vez que subí a un artilugio similar fue a un funicular que cruzaba el río en el bajo Rin alemán. Aguanté la espera atroz al cierre de las puertas hasta unos segundillos antes de que se produjeran, y esos segundillos fueron suficientes para permitir el brinco afuera y alejarme rápido de la estación bajo la estupefacta mirada de los férreos germanos que no entenderían jamás que alguien pague dos o tres marcos sólo para compartir su presencia los minutos anteriores al movimiento del vehículo.

Esta vez no fue así, no en vano han pasado casi 20 años de aquello, he aprendido a volar (y tengo un aeroplano). La subida, casi rozando los abetos nevados, fue espectacular, como lo fue la posterior bajada y como lo fue el ratillo que eché arriba, procurando diferenciar hielo de nieve en el suelo para no darme el batacazo, disfrutando del impresionante paisaje que estaba a mi vera, agradecido porque ese día, en ese momento, no soplara el gélido viento que nos habría obligado a buscar refugio.

El café calentito fue agradabilísimo, como lo fue PB, el propietario británico, primer hombre que conozco que ha estado en el polo norte. La conversación fue breve pero intensa, al saber que era habitante del desierto me dijo algo sobre la nieve que no olvidaré jamás, pues alimenta ya mi alma de río, de Heráclito el Oscuro fluyendo desde la tierra de los hiperbóreos.

Terminó el día con sopa de cebolla, riquísima pero menos que la de la etapa prólogo, y chuletón de buey porque, pardiez, mañana empieza la austeridad, lo juro.

Ahora está clareando el día siguiente, y está nevando. Todo lo que veo, todo es blanco, como el recuerdo de una sonrisa.

domingo, 28 de noviembre de 2010

BARCELONA A ANDORRA LA VELLA

En la cripta de la Sagrada Familia había una misa concelebrada por el arzobispo y media docena de sacerdotes, con asistencia de un gran grupo de peregrinos de Lourdes. Tan cerca del Lisboa que nos espera al final de nuestro viaje... Me pareció (lo de la misa) una paradoja demasiado cercana como para ignorarla, así que me quedé un rato allá abajo (la-bàs) hasta que las crípticas bromas de su Excelencia dirigidas a los portugueses me echaron del sitio, que se me antojaba más función circense que celebración eucarística.

Montserrat me impresionó fuerte, profundamente. En esa rocosa y a la vez desnuda y frondosa montaña, como esculpida en el viento con la piedra más profunda de la tierra, ahí sí que había energía, fluyendo suave pero contundentemente. Miramos al fondo de nosotros mismos y nos vemos como pajarillos, pequeños pero audaces, aparentemente frágiles pero con dos alas....

Y Andorra ha sido una agradable sorpresa, un remanso, seguramente el último, en esta vuelta a la piel de toro en pos de la luna llena que, huidiza, siempre se me ha escapado. Ahora es menguante y pequeñita, pero la siento cariñosa a mi lado y no temo sus juicios ni sus cambios de tono. Esto es un paraíso escandaloso, pero solo estaré dos días y no le daré tiempo al tiempo para que intente remorderme la conciencia.

Sigo sin creer en el futuro, pero el presente me apacigua cada día más y más.....

VILLARROBLEDO A BARCELONA

El acceso a Barcelona en automóvil es famoso por sus múltiples peajes. No es que sea caro, es que hay muchos puntos en los que es preciso parar y abonar un "pequeño"`peaje. Ello es debido, no a la autopista, sino a los túneles que horadan la tierra entre Castelldefels y la ciudad condal. Son túneles largos, de promoción estatal, en régimen de concesión. Y como son proyectos y por ello concesiones diferentes, cada túnel tiene su peaje.

Y así fueron también las cosas en Barcelona, en relación con el trabajo que habíamos ido a hacer. Se consiguieron los objetivos, al 101%, pero hubo que pagar múltiples aunque pequeños peajes. Es decir, que no fue duro, aunque sí desagradable; todo ello no empaña la satisfacción del deber cumplido y la obra culminada. Los pretorianos tuvieron que ponerse a la defensiva y acabaron públicamente revolcados.

Así las cosas fue noche de gozo y alegría. Hacía frío, pero no era húmedo, lo que invitaba al paseo y al disfrute de una ciudad que siempre me ha excitado como pocas en el mundo. La cena fue perfecta y el postre mejor, y me alcanzó la intuición de que también podía haber paz entre el espejo y yo, cualquier cosa que fuera esto.

Tras la paz, la esperanza, verde, verde......

jueves, 25 de noviembre de 2010

SEVILLA A VILLARROBLEDO

Las primeras etapas suelen ser cortas y cómodas, y esta vez no ha sido la excepción. El valle del Guadalquivir amenazaba lluvia, sin dejarla caer, Despeñaperros fue grandioso como siempre y en La Mancha hacía mejor tiempo y más frío.

Recorriéndola, en ese infinito de tierra y tierra sin nombre, sin buenaventura, solar del andar a la ventura de quijotes y sanchos, me preguntaba qué manchas había en mi vida, y por qué estaban allí.

La respuesta llegó de través, y supe que no había más manchas que las que entraron al laberinto y que estaban tan ajenas como el monstruo que me había acosado y que ahora yo sabía (creo) muerto, en sus tres cabezas de hidra hedonista y tentadora (como la Vida misma).

Me sentí tranquilo en el camino pero, tras la soberbia cena castellana volvió a inquietarme la Mancha: si ya no existe, ¿es que he amado bastante? ¿Lo he hecho bien?

Recorrí paso a paso los recovecos de un alma que no quiere nunca estar a buenas consigo misma pero concluí que sí: las jornadas en La Mancha son todas iguales, como las del mar, donde basta un dejarse mecer por una ola feliz para que el mundo readquiera el sentido que nunca ha dejado de tener.

Yo también me sentí feliz, tristemente feliz, absorbido por la ola manchega que, inmóvil, daba a mi vida tierra y más tierra.

Para reposar la frugal aunque exquisita cena me pido una botellita de soda con hielo, y me retiro pronto, no vaya a ser que el sueño se revele rebelde y haya también que trabajar por la noche.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

JORNADA DE DESCANSO




En realidad de descanso no ha tenido nada, la intendencia necesaria para un viaje de estas características es agotadora si se pretende realizarla en sólo un día y medio. Pero llegó la noche y milagrosamente hemos terminado todo, solo queda una apacible cena y un sueño que seguro tardará en llegar. Decidimos partir a medio sol entre el amanecer y el mediodía, parece lo más adecuado a las circunstancias de un Sol que hace solo dos días se atrevió, un año más, a entrar en Sagitario, pero esta vez lo hizo con Luna llena, trayendo hasta este instante el recuerdo entrañable de la etapa prólogo, tanto aprendimos en ella, sin saber siquiera que era eso: un prólogo. Seguimos desde luego sin saber a qué, pero ya no nos importa.

ETAPA PRÓLOGO






Ya no sé si soy Teseo o soy el minotauro, ya no logro ver diferencias entre el laberinto y el tesoro, ya no me acuerdo si a la salida estaba Ariadna esperándome, sólo que al despertar esta mañana había un ovillo de hilo sobre mi mesilla.

Pero algo me quedó claro en ese lugar telúrico, dinámico caracol frente al poste que indica todas las direcciones mágicas del mundo: que si se entra al laberinto es para matar al monstruo, no para salir con él. Así que sencillamente decapité a la mañana siguiente a mi monstruo ya malherido y me fui a dormir tranquilo y los fantasmas desaparecieron, como si jamás hubiesen sido fantasmas.

Supongo que es un paso más, toda mi mente está en la punta de ese dedo, todo yo en la palma de mi mano.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

MANOS QUE NO VEN



al otro lado del mar una llanura
al otro del monte una dulzura
y buscando tras el horizonte
me encontré con tu espesura

no hay espejos en mi almohada
pero hay velas y hay incienso en mi morada
y buscando miré arriba
me encontré con tu esperanza

más allá del ayer se oculta un ave
más acá del hoy hay una llave
y buscando entre los trastos
me encontré con un llavero

no hay sábanas en mi cama
sobre el colchón la ternura
y buscando en mi buhardilla
me encontré con tu mirada

¿ quien eres tú, quien eres ?

¡ MÁS CERCA !

aquello

aquello duró un segundillo
y fue
y fue previsto que así fuera
el guión estaba escrito
y yo
y yo no me lo sabía

le dijiste
le dijiste a ella que yo era malo
y vio
y vio ella lo que tú no habías mirado
sonó el ¡clac! y la voz de ¡acción!
y yo
y yo que no lo sabía

me pediste
me pediste un vuelo al norte
al azar
al azar imprevisto, mediterráneo
a la orden de ¡otra vez!
y yo
y yo que no lo sabía

me invitaste
me invitaste a desayuno largo como el sol
me fui
me fui poco a poco perdiendo en tus palabras
nervioso ya de nuevo: ¡repetir!
y yo
y yo que no lo sabía

en busca
en busca de una torta pasado Tentudía
me fui
me fui y hallé tus piernas apuntando en la plaza
y la voz otra vez: ¡ahora!
y yo
y yo que no lo sabía

te vestiste
te vestiste de noche cuando aún de día
y lo ví
y lo vi y quedé hechizado de silencio
todo miró a otro lado: ¡que se va!
y yo
y yo que no lo sabía

te llevé
te llevé al mismo cielo que el hombre malo
y me helaste
y me helaste la sangre noche oscura
en el silencio gritó: ¡la última!
y yo
y yo que no lo sabía

te volviste
te volviste al llamado de otra leica
yo estaba
yo estaba perdido en el oriente
por eso duró todo un segundillo
y yo
y yo que sigo sin saberlo

viernes, 5 de noviembre de 2010

S.K.


Quiero dormir a tu lado y hacerte las compras y cargarte las bolsas y decirte cuánto me gusta estar contigo. Y quiero jugar al escondite y regalarte mis libros y decirte cuánto me gustan tus zapatos y sentarme en el borde de la bañera mientras te bañas y darte masaje en el cuello y besos en los pies y llevarte de la mano e irme contigo a cenar y que no me importe que comas de mi plato y encontrarme contigo en la cafetería y hablar del día y escribir tus cartas y llevar tus cajas y reírme de tus bromas y regalarte discos que nunca escucharás y ver películas buenísimas y ver películas malas y quejarme del programa de radio y hacerte fotos mientras duermes y levantarme para prepararte el desayuno de tostada y mermelada y salir contigo a tomar un café al Iberia en medio de la noche y dejar que me cojas los pitillos y que nunca tengas fuego y contarte lo que leí la otra noche y acompañarte al oculista y no reírme de tus chistes y desearte por la mañana pero dejarte dormir un poco más y besarte en la espalda y acariciar tu piel y decirte cuánto me gusta tu pelo tus ojos tus labios tu cuello tu pecho tú
y apoyarme a fumar en la farola hasta que vuelva tu vecino y apoyarme a fumar en la farola hasta que vuelvas y preocuparme cuando te retrasas y asombrarme cuando te adelantas y regalarte margaritas e ir a las fiestas y bailar hasta el vacío y estar triste cuando me equivoque y feliz cuando me perdones y mirar tus fotos y desear haberte conocido desde siempre y sentir tu voz en mis oídos y sentir tu piel contra mi piel y tener mucho miedo cuando te enfadas y decirte estás preciosa y abrazarte cuando estás ansiosa y abrazarte más cuando sufras y desearte sólo con olerte y pasarme al tocarte y gemir cuando esté a tu lado y gemir cuando no esté a tu lado y escuchar el eco en tu pecho y envolverte toda la noche y sentir frío cuando me quites la manta y sentir calor cuando no lo hagas y derretirme cuando sonrías y desintegrarme cuando rías y no entender y preguntarte por qué crees que te estoy buscando cuando no te estoy buscando y preguntarme cómo puedes pensar que yo sería capaz de no buscarte y preguntarme quién eres pero aceptarte igual y escribirte poemas y preguntarme por qué no me crees y tener un sentimiento tan profundo que no encuentra palabras y querer compartir almohada para aclarar las ideas hasta que desaparezcan y retenerte en la cama cuando te tengas que ir y llorar como un niño cuando finalmente te vayas y vaciar los ceniceros y comprarte regalos que no quieras y llevármelos otra vez y pedirte que te vengas conmigo y que me digas que no otra vez pero siempre fue en serio desde la primera vez y deambular por toda la ciudad pensando que sin ti está vacía y querer todo lo que quieres y pensar que me estoy perdiendo a mí mismo y saber que contigo estoy a salvo y contarte de mí mismo lo peor e intentar darte lo mejor porque lo mereces y contestar tus preguntas cuando prefiera no hacerlo y decirte la verdad cuando en realidad no quiera e intentar ser honesto porque sé que lo quieres y pensar que todo se acabó pero aferrarme allí durante diez minutos más hasta que me eches de tu vida y te olvides de quién soy e intentar acercarme a ti porque es hermoso aprender a conocerte y el esfuerzo vale la pena y hablarte mal en francés y peor en ruso y hacer el amor a las seis de la mañana y de alguna de alguna manera comunicarte ese amor abrumador arrasador incondicional omnipresente y sempiterno que enriquece el corazón y libera la mente ese amor eterno y presente que siento por ti.

(Sarah Kane: Crave, 1998)

martes, 26 de octubre de 2010

MILONGA DEL CORRECAMINOS



Llegando a un pueblo del Sur
Donde habitan dos ciudades
Inolvidable recuerdo
Para todo el que allí mora

Ni un rótulo ni una calle
Ni una estatua les advierte
Que por allí un día estuvo
Manolo Correcaminos

Cuantas veces en la playa
O cruzando a Gibraltar
Lo habrán visto en trote ciego
Y amasando un fortunón

El alma de su afición
Fue subir al Caracol
Y allí jugarla tranquilo
Sin una sola ambición

A la sombra de los pinos
O en el chiringo perdido
Correcaminos se chufla
De su suerte y su pasado

Un día se fue al casino
Caminito de Manilva
Manolillo se sentó
Y la banca reventó

Y se fue a La Sabinilla
A gastarse toda la pasta
En discos y en incienso
Y un rayito luna llena

Llegando la madrugada
Había que bajar la cuesta
Quiso trincarse un mercedes
Y se encontró un aeroplano

Una cessna bimotor
Sin asiento copiloto
Correcaminos da gas
Y se le pega la risa.

domingo, 17 de octubre de 2010

SI TE ASALTA LA DUDA

Si te queda duda, mira la luna
Espera sin duda, que hasta esto sabrás
Si no hubiera luna, tampoco hay duda

Sacrificio supremo, todo lo da
Y por ello nunca recuerdo tendrás
Si te queda duda, mira la luna

Por mucho que hagas virar tu fortuna
Mirada azul y sonrisa, no verás
Si no hubiera luna, tampoco hay duda

No es la Vida quien loca o cuerda está
En ese Espejo ya no te mirarás
Si te queda duda, mira la luna

La moneda es para el de la laguna
ni ganas ni pierdes, siempre llorarás
Si no hubiera luna, tampoco hay duda

Como ocurre al final de la Comedia
Sabes que de ese cáliz no beberás
Si te queda duda, mira la luna
Si no hubiera luna, tampoco hay duda.

lunes, 11 de octubre de 2010

MI PATIO



No me puedo mirar en el espejo
porque no tengo
no puedo mirar la tv
porque no tengo
ni hacerte el desayuno los domingos
porque no tengo

No te puedo mirar en la foto
porque no tengo
ni oír los mensajes que grabastes
porque no tengo
ni esperar tu scotch&soda por la tarde
porque no tengo

Pero sí que puedo
hundir la cabeza entre las sábanas
renovar el aroma que dejaste
aquel día que pasaste
por el otro lado de la calle

Lo tengo todo
hasta tu sonrisa y tu mirada
que una vez se volvieron
sin mirarme, hasta La India.

domingo, 3 de octubre de 2010

SOBRE UN POEMA DE BORGES




CAZORLA, 1977

El joven caballero contempla las ruinas del abrasado castillo de La Iruela. Comparte alrededor de una improvisada hogera su última salchicha con su camarada de armas. Y, a pesar de todo, deciden subir a la sierra, a pie.
Pero allí el caballero no halló lo que buscaba, sino:

Ya no seré feliz. Tal vez no importa.
Hay tantas otras cosas en el mundo;
un instante cualquiera es más profundo
y diverso que el mar. La vida es corta

y aunque las horas son tan largas, una
oscura maravilla nos acecha,
la muerte, ese otro mar, esa otra flecha
que nos libra del sol y de la luna

y del amor. La dicha que me diste
y me quitaste debe ser borrada;
lo que era todo tiene que ser nada.

Sólo que me queda el goce de estar triste,
esa vana costumbre que me inclina
al Sur, a cierta puerta, a cierta esquina.


SEVILLA ESTE, 2010.

El caballero, ya viejo y desdentado, recuerda ese tiempo en que quiso servir para ser útil, y ser útil, para servir. Despacio, comprende las brasas en La Iruela y sabe que son las suyas. Que es por sus pecados que todo le ha salido mal, y que así seguirá siendo y que entrará, más temprano que tarde, en el infierno que otros han forjado para él.

Pero sonríe: sabe que no se rendirá, nunca.




Se está muriendo a chorros
pero no puede morirse de una vez
porque tú existes.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

SUEÑO

como dos violines
como tu paso
tus andares

al soplo del otoño
como esos pies
que no te gustan

como las arrugas
y el tabaco

como mis dientes
destrozados
y mi tripa
y mis pies que no me gustan

como mi asfixia por la noche

como el viento batido
por tus pies,
herméticos,

como las arrugas
de mis manos
las que escriben
las que dicen
medianoche
mi tabaco

con tus dientes
el beso diente a diente
con mi tripa

con mi asfixia por la noche

con tu magnifica sonrisa
con tus ojos transparentes
con ese volverse atrás,

en esa foto, que no fue hecha para mí.

sábado, 25 de septiembre de 2010

EL CANTERO SOLO LLORA DOS VECES

No supe el aroma
pero lo intuí
pues de tus labios llegaba
una música que no era para mi
el cálido teléfono
y el no estar yo,
yo, al otro lado del hilo
daba a la noche
un carácter mágico
que no podía ser
ignorado como no es posible que
un Amor en Sirio
y otro en Aldebarán
se conozcan, cómo es posible que se junten.

El saber de ti
aunque lejos inaccesible
dio vigor a mis alas
que empezaron a batir
el aire el sentir
lo que podría ser
dio fuerza
a mi corazón cansado
cansado por la soledad
y me hizo girar a ti
y oír tu palabra
tras la que yo a decirte iba.

Todo me invitó
a ser un hombre mejor
y el acariciar de verdad tus labios
aún en la imposible distancia
me trajo el aroma
el aroma incierto
de tu cuerpo enamorado,
y en el mío.

domingo, 19 de septiembre de 2010

VIDRIERA





Sudábamos
pero llegó la luz
Sudamos
pero llegó la Luz
Sudamos
y llegaron las engracias
y sudando nos fuimos
al ágape merecido
y allí estabas tú, Vidriera,
extraña forma de Vida.

jueves, 16 de septiembre de 2010

CIMIENTO




Empezaron un café y se fueron al bizcocho
empezaron una cena y se fueron a un café
empezaron un jardín y se fueron a una cena
empezaron una cena y lo hicieron, otra vez.

Y desde un mundo lo vieron muy adentro
y muy adentro lo vieron una cena
y sin la cena se fueron al bizcocho
y sin café no se hacía por la mañana.

Volvieron a empezar con el bizcocho
volvieron a probar con el café
volvieron a pensar en esa cena
volvió ese mundo a hacerse, solo una vez.

Él pensó de nuevo en su llamada
y en café con bizcochos de verdad,
él volvió a pensar en su regazo
ella volvió a acariciar sus piernas otra vez.

JANO




Llama, llama otra vez más despacito
que no me enteré
que estoy con la música
que no estoy aquí

Estoy con la Boheme y con Becaud
¿Llamas?

¡¡Ah!!

¿¿ Me llamas a mi??
Pero si estoy en ti,
con el café y con los pistachos

y al volver a la casa te encontré
y quisiste reposar en mi regazo
y me despierto
y el sueño es al revés

y ¿llamé?

VERTICAL




Tomar tu mano es una imposibilidad técnica.
Pero sentirla es un sueño entre las mías
que construyo al ritmo del recuerdo

que puedo imaginar tu caricia
sobre tus piernas cruzadas
a mi ladito en la mesa

que puedo ver ese cabello cayendo
azaroso en las manos de mi hueco
que te acecha entretanto

mas no entre el ruido
ni tampoco en el silencio
de la tarde que rompía

un clamor de aves, devolviendo
esa larga mañana sin verano,
desayuno y testigo mudo

de mis sueños, de tus anhelos
ahí naciendo ese deseo, que me lleva,
imposibilidades técnicas aparte,

a construir el sueño de tus manos.

jueves, 9 de septiembre de 2010

DIVERTIMENTO EN LA LUNA NUEVA




Como me inquieta que seas una ausencia,
Nada más frío que un teléfono mudo,
Nada me mueve si apretado el nudo
Tampoco me sosiega tu apariencia.

Sin dejarme llegar a esa querencia
De Lugones supe no ser boludo,
De Gabo que no todo es macanudo
Sobre mi mesilla, esa ambivalencia.

Más que las noches son los días tan largos
Con mi cincel esperando tu mazo,
Olas y adioses se quedaron parcos.

Soy árbol al que no llega tu brazo,
De tus dedos, aún con sabor amargo
Añoro cada gesto, soy yo el cerezo.

(Fotografía de J. Bauluz)

lunes, 6 de septiembre de 2010

THE SUMMER LEAVES´RE TURNING TO THE COLOUR OF HER HAIR





Al promediar la tarde de aquel día,
Cuando iba mi habitual adiós a darte,
Fue una vaga congoja de dejarte
Lo que me hizo saber que te quería.

(L. Lugones)


Tornan nuevas
De imaginarlas contigo
En el Silencio
Te echo de menos, sin haber estado
Y me quedo
Con tu fuego y mi ceniza
Ceniza enamorada
Madeja desllevada
Laberinto nuevo
Teseo

martes, 24 de agosto de 2010

CONCLUSIONES (ÚLTIMA LUNA DEL VERANO)





En el corazón de la noche
A la luz de la luna
Un barquito a la deriva
Ni sacudido por la brisa
Ni movido por las olas.

(Dogen)

viernes, 6 de agosto de 2010

DAS WUNDER IN YUSTE

Die Sonne, das Licht, der Gott.
Mich berührend,
Der neue Tag hebt sich an.









Un jardín con surcos y vocales me regalas
Esta vez me dejas que espere las señales
Viendo adentro lo que escucho, no lo siento
Tus palabras, tus palabras; un jadeo caballo viento.

viernes, 9 de julio de 2010

ESQUERIA

Lanza tu canto al viento, melodía
Grabada al fuego en el limes de la vía
En esta playa en que ahora te despides

Funámbulo en raíles viste al túnel
Surcado del azar y del destino, voluntad
Y fui yo, Odiseo, quien te dio la vida

En el cuadro entraste desde el rito
Enmarcado en escuadra y hacia afuera
A esa playa en que ahora te despides

Y en el barco aquel de la ventura
Con mesana de noble y verde pino
Fui yo, Odiseo, quien te dio la vida

Ancho el mar, larga la arribada
Pie en la tierra sin cruces sin espadas
En esta playa en que ahora te despides

La nave en el tajo se ha quemado
Sobre el puente ante el túnel, derribado,
En esta playa en que ahora te despides
Fui yo, Odiseo, quien te dio la vida

lunes, 21 de junio de 2010

NAUSICAA

Media vida sin flor,
sé que eres tú,
y que te ocultas en la ciénaga,
y que mandas tu semilla
en las alas
de traidora abeja
al más salvaje prado.

Y yo aquí sin flor,
sé que eres tú,
que te mueres en el prado,
salvaje,
que haces tuya esa tierra
en la que no estoy.

Muerta esa flor,
sé que eres tú,
a lo lejos, a lo lejos
nace un sueño
que tampoco es mío,
pero que a ti te lleva
a tu Shangri-La.

Muere ¿qué flor?
Hay un vientre que jadea
bajo mis manos,
todo gira y gira y es así,
que eres sola la flor,
que muere siempre, entre mis manos,
mientras te espero, en Shangri-La.

jueves, 10 de junio de 2010

EL TALLER

Ellos han ansiado el poder y siguen haciéndolo, aun ostentándolo, pues se han entregado al mismo y se han sentido investidos por él desde que llegaron a los talleres. Nosotros no podemos hacer nada, ni siquiera pactar la preservación de la Luz, pues con el poder no se puede pactar, ya que el pacto sería el compromiso del débil, que arriesga lo único que tiene, con el fuerte que nada pierde al incumplirlo, y que al hacerlo así ni siquiera puede quedar deshonrado por unos principios de los que nada ha comprendido en su intento de rápida trascendencia.

Así instauran una cultura mandarinesca y sin entrañas, culminación de un pecado de intelectualidad moderna que trata de mostrar a los poderosos como primeros padres de los hombres y mujeres del taller, toda vez que no han sabido engendrarlos, tal vez porque no han sabido reconstruirse a sí mismos.

La consecuencia ha sido que han forzado a los obreros a renunciar a la razón, no ya a la razón dialéctica, sino a la razón de Heráclito y de Anaximandro, a la razón que se hace la primera pregunta filosófica, la primera pregunta con sentido. Pero como no se puede vivir sin razón (como la razón no tiene sentido si no enamora a la vida) ha habido que recurrir a la razón restringida, como mediación y como consuelo. Y en vez de tener como fundamento la amarga medicina de Heráclito que nos despierta para entrar en razón, nuestro edificio tiene que plegarse a ser la medicina suave que da fuerzas, que mantiene mientras sea posible, pero que también señala un límite que a la postre no será respetado por los ostentadores del poder.

Y el obrero va a fracasar frente al poder, su tragedia es que puede, en el mejor de los casos, someter la historia a esa razón restringida a la que ha tenido que entregarse por estar la otra secuestrada por el poder. Por eso solo podrá garantizar a la razón su media vida entre el poder y el estruendo del mundo, pues la razón entera, como la verdad entera, evadidas del secuestro, ya no son de este mundo.

El obrero ha comenzado a hablar en los talleres según que los sabios, clásicos, se iban apagando. Pues ya no queda el antiguo sabio oriental y griego, el sabio modelo de quietud y aplacamiento, ese resquicio modesto por donde se filtra la luz del mundo en una luz más pura....el filósofo de la Caverna.

Sin el apoyo de dicha sabiduría el poder se ha opuesto al obrero, que es lo único que puede combatirlo, y para ello el obrero ha de estar siempre trampeando con el poder, siempre a vueltas con él, siempre en un límite peligroso por ser pequeña la distancia entre el poder y el enfrentamiento que el obrero soporta. Por ello será grande la tentación que algunos sentirán de intentarlo, de tratar de arrebatar el poder a los que lo ostentan, sin que para nada sirva la experiencia de los intentos de los otros que terminaron en amargo fracaso.

El obrero tendrá que buscar la Luz en otra parte, lejos del taller en el que la lluvia generó tanta humedad que extinguió las luces. Y ello devendrá una Odisea tras la que recuperará la antigua fe de Heráclito de la razón como medida entre contrarios, como armonía entre contrarios. Razón que es medida y armonía, verdadera medida que no puede encontrarse en un dogma, sino en un obrero concreto que percibe con su armonía interior la armonía del mundo.

Se trata, pues, de un arte. La ética se resuelve en estética y como toda estética resulta inefable. Es esta ética una razón impersonal que no deja lugar a preguntas sobre la injusticia del poder. La razón ha quedado desvalida y por ello ya no se diferencia de la vida, coincide con ella y por lo mismo no sirve ni para explicarla ni para trascenderla, todo lo más para soportarla. Dignamente. Lo más parecido a la libertad personal, pero más conmovedor porque su horizonte se mantiene lejano y por ello abierto, siendo así una dignidad a la desesperada. Ante la inexorabilidad de la muerte y del poder humano se encuentra, entre una fe que se extingue y otra que llega, la razón nuestra, la Razón desvalida.

miércoles, 9 de junio de 2010

ALREDEDOR DE M.ZAMBRANO (2)

Con el trabajo en el taller vamos descubriendo que hay en el mundo otras realidades no racionales, tales que en ocasiones cubren de gris nuestras humanas aspiraciones, pues no entendemos cómo bregar con ellas. Por otra parte las realidades concretas, las que mueven todo nuestro instrumental de racionalidad, en realidad nos dirigen hacia un fin que no hemos proyectado y del que casi siempre ni somos conscientes. El mal es que el racionalismo formado a partir de la Ilustración ha perfilado una idea del hombre que no nos permite contemplar la imagen del funcionamiento real de la vida. Y como esa idealización no es suficiente para anular la realidad diaria se ha terminado formando en el hombre una mala conciencia: la de la adolescencia (espiritual) permanente.

Así vemos que el idealismo racional impera en la burguesía intelectual, y lo hace de forma dogmática, sin ese ir a la ventura del auténtico filósofo que se entrega muy conscientemente al riesgo de la aventura del pensamiento. De modo que el racionalismo se convierte en una barrera que impide al hombre vivir la experiencia de forma íntegra, pues no reconoce la realidad, pero por otra parte le ofrece una máscara tras la que ocultarse y salvar la apariencia. Se constituye pues en una doble trampa.

De este fatal idealismo racional queda como residuo el culto al espíritu, que esconde engaños refinadísimos, pues se trata de una espiritualidad vacía ya que el modelo ha sido dado por la razón, y por ello le falta algo que la inteligencia sola no puede dar: una intuición del hombre, un proyecto de humanidad que no sea proyecto pensado, obtenido por idealización de lo que ya ha devenido residual.

Tal intuición la inteligencia sola no lo puede ofrecer, y de ello han carecido los proyectos de humanidad derivados de la Ilustración, lo que los ha hecho infecundos y a veces perjudiciales, y ello por ser proyectos construídos sólo por la razón. Las sociedades se piensan o se sueñan, pero no se intuyen; el hombre se piensa o se imagina, y, a lo sumo, se presiente.

Hay que esperar a que estos presentimientos sean algo más, a que el hombre vaya siendo otro, a que vaya apareciendo su realidad, para que sobre ella se forje la intuición del nuevo proyecto de ser hombre, la imagen del hombre nuevo superando el idealismo limitado por el racionalismo e imponiendo su realidad a todos los caprichos de la inteligencia, barriendo esas limitaciones y esas imágenes captadas con los residuos del pasado.

martes, 8 de junio de 2010

EL SILENCIO EN OCCIDENTE

Siguiendo a María Zambrano diremos que la vida es un diálogo entre el mundo y el alma, más aun, que no es más que un apasionado diálogo. El calificativo es fundamental aquí, pues describe el ritmo que cobra el asunto en la realidad, cuando se vive, no cuando solo se mira la apariencia. Y además, esa pasión, en tanto que parte esencial del diálogo, en tanto que parte conformadora del mismo, necesariamente debe estar presente en ambas partes dialogantes, necesariamente ha de definir y establecer una vía de doble sentido por la que la pasión corra, del diálogo al mundo, del mundo al alma, y así recurrentemente.

Por ello es al quedarnos solos, al sentirnos solos radicalmente, cuando aprendemos qué quiere decir que algo exista o no exista en la realidad. Al cesar el diálogo la vida queda en suspenso, y alma y mundo se miran frente a frente, sin reconocerse, pues es la propia vida quien les ha unido. Entonces el alma discierne lo que es real de lo que no lo es, pero al mundo necesariamente, por simetría, le ha de ocurrir lo mismo respecto al alma que a esta respecto al mundo.

Y a este cesar el diálogo que, si es apasionado, es la vida, le llamamos silencio. Solo en él podremos discernir la realidad.

miércoles, 28 de abril de 2010

COUNTING THE BEATS ( R. Graves, 1951))


You, love, and I,
(He whispers) you and I,
And if no more than only you and I
What care you or I?

Counting the beats,
Counting the slow heart beats,
The bleeding to death of time in slow heart beats,
Wakeful they lie.

Cloudless day,
Night, and a cloudless day,
Yet the huge storm will burst upon their heads one day
From a bitter sky.

Where shall we be,
(She whispers) where shall we be,
When death strikes home, O where then shall we be
Who were you and I?

Nor there but here,
(He whispers) only here,
As we are, here, together, now and here,
Always you and I.

Counting the beats,
Counting the slow heart beats,
The bleeding to death of time in slow heart beats,
Wakeful they lie.

viernes, 11 de diciembre de 2009

RESERVA DEL 96



...Homero nace en siete ciudades.
Una doncella acaba de apresar
Al unicornio blanco.
Todo el pasado vuelve como una ola....
(Borges, La cifra)

Elegí tiempo y lugar y ese fue
del Jerte el valle con su esplendor de
cerezos blancos de nieve en invierno,
el resplandor florido en primavera,
licor rojo de frutos del verano,
la desnudez vertical del otoño.

No recuerdo el tiempo, sí los cerezos.
Y entre ellos cerezos se escurría una montaña
y la senda, que en otro tiempo
llevó a Almanzor a enfrentar con asombro
su destino. Y el camino trazaba
espirales en su ascenso, cada vez
más cansado y cada vez más feliz.
Extraña forma de la felicidad
que nos brinda el cuento inmortal,
a mitad de su último párrafo.

Así recuerdo la fuente
a mitad del tramo último,
anhelo esperanzado y el sol que subía
en veloz carrera conmigo mismo,
hasta la altiplanicie que domina
el crudo valle y en la que hubo éxtasis,
y lágrimas y mi abrazo y Su beso,
y el secreto de la Madre Tierra
penetrando humano corazón.

viernes, 20 de noviembre de 2009

MADRID, NI UNO NI DOS


No son los dientes cercenados

por la bosnia metralla

ni el blanco bigote

que a la cicatriz oculta.


No son los huesos que crujen

ni los que me duelen,

ni estos pies que anclan

este eje doblado que no centra.


No es el aire que siento es una falta,

ni las faltas que espero van al agua

la gota que en el párpado se forma

y toma raudo vuelo en mi mejilla.


No el temblor que arrastran estas manos

en letras que no veo, esa sombra

perdida en lontananza, que no sé

si es ave o pararrayos. Ni siquiera


es el recuerdo, cuando llama,

ni el olvido angustioso de tu ausencia,

ni tampoco es la muerte, silenciosa,

cuando silba en mi oído, las canciones de la infancia.


No, es sencillamente, un par de rodillas

enmieladas sobre botas puro cuero,

que me traen, entre Sol y santa Ana,

el aroma de un sueño que no ocurre.

sábado, 4 de julio de 2009

MEDIANOCHE EN PUNTO

He visto el Absoluto en tu ternura,

pero era mi ojo,

y no la Ternura,

nada vi, nada sin Ti.


He oído lo Eterno en tu confianza,

pero era mi oreja,

y no la Confianza,

nada oí, nada sin Ti.


He acariciado el Aroma en tus palabras,

pero era mi olfato,

y no la Palabra,

nada olí, nada sin Ti.


He gustado el Sabor en tus labios,

mas era mi paladar,

y no tu Boca,

nada besé, nada sin Ti.


He sentido tu Cuerpo entre mis brazos,

pero eran mis dedos,

y no el Universo,

nada soy, nada sin Ti.


Pero el Absoluto y lo eterno del aroma al que sabe tu Cuerpo,

no requiere ojo ni oído ni olfato ni sabor en mis manos,

y los hombres dirán, olvidando mis cenizas,

que me fui sin enterarme.

viernes, 3 de julio de 2009

VENERABLE ROSA (sobre un poema de Aloys Blumauer)

Hombres buenos, que en su esencia se aman,
y se afanan en un quehacer fraterno,
te mandan estos pensamientos, hechos recuerdo.
Rosas cuidabas para tus Hermanos,
rosas te damos, ahora de vuelta,
honrad Hermanos esta acción de gracias.

Si queréis que en vuestro rostro la inocencia
tan hermosa sea como el resplandor de rosas,
no olvidéis entonces a la Naturaleza,
pues cada aroma con que adorna a su Hija
y que al humano ojo no cautiva
vive, solo, en sus maternales manos.

Pero la alegría se arropa en un esplendor de Rosas
y esta felicidad ya nada te la hurta,
pequeña y soñadora, jardinera.
Y rosas aún más hermosas que las que te damos
se entrelazan en tu vida, más allá de tu sueño,
y éstas nunca, nunca, se van a marchitar.

jueves, 25 de junio de 2009

Noche de san Juan, 2009

Donde tú estás, presente,
ahí hay puentes,
y hay Luz,
plenitud,
y tu mirar, distante, me refleja.

Pero donde Tú estás, ausente
de mí, Ser esencial,
hay cavernas,
Vacío,
y tu Luz hace mi instante transparente.

¿Eres Tú el resplandor
(me pregunto
en La Catedral
cercenada, hirviente)
o el recuerdo de tu Ausencia?

Eres, sí, carrera de gigantes,
copa de vino audaz
que termina
siempre
en el Sueño de la Vida rota.

miércoles, 6 de mayo de 2009

CORDÓN

“…hurí del edén, no llores;
vete con tus caballeros.”…
(José Zorrilla)

Como perro muerto humareda de tabaco.
No como ciudad misteriosa que exploré con nueve años
No como nieve de su sierra, alta como la vida
No como palacio nazarí, ni los jardines regios
No como ilusión de un día de vacaciones.

Como un paseo de tristes entre río y piedras
Bosque y monte, piedra pura
Como el valle en el ocaso, como la desenfilada
Como cuando Padre la mostraba con el dedo
Y mirábamos La Luna.

Hoy lo entiendo: la escalera abajo arriba
Es el puente fuera adentro
Y en el Fondo, caos y cosmos
Que es suyo y es tuyo y es mío: Lo somos.
Al fin fuiste Tú, quien a mí llevó Granada.

lunes, 4 de mayo de 2009

EL BLUES DE LA ESTACIÓN


Amanece, justo amanece cuando el tren va entrando en los larguísimos túneles-caverna de la estación de Sevilla. A medio camino desde mi cercano apeadero, sentado y mirando a mediodía, había localizado al avión de la mañana que sobrevoló la vía justo cuando pasábamos por su vertical. Con el buen humor, que ese juntarnos en tres de las cuatro dimensiones me había brindado, saltaba al andén camino de la oficina, esa otra caverna en la que estaría encerrado hasta la tarde, propiciando que otros siguieran siendo ricos, procurando que no fuera a costa de la sed de los que no lloran.
Los rótulos indicadores de los trenes, llegadas y salidas, lucían con furia su orgullo matutino; al compás de una megafonía loca como el mundo que procuraba guiarnos como hormigas a nuestro triste destino. El vestíbulo, inmenso, altísimo, de la estación terminaba con todo resto de resistencia, haciéndonos sentir pequeños, miserables. Algún dios despertaba de su sueño, éramos su duermevela pugnando por traspasar la realidad.
De golpe estaba en Madras Central, en las interminables colas que a diez metros de las taquillas se convertían en una papilla de indios, buscando yo un billete para Gangotri, donde Siva me llamaba desde las últimas lluvias. Todo lo que en Sevilla santa Justa era orden aquí era como el universo al segundo del big bang; lo que allí era luz e información, aquí era ruido y trenes cancelados; lo que allí columnas de hormigas rumbo a explotaciones de lujo, aquí eran montones humanos de pie, montones humanos sentados, montones humanos tumbados, unos enteros, otros sin piernas, otros sin brazos, y el olor, el olor por todas partes…..
Cuando todo fue inaguantable salí casi corriendo y mandé al coche a la estación de autobuses. Más colas, más papillas, más ruido, más montones y montones y montones, y el olor, siempre, siempre. Pero conseguí un billete para el bus de medianoche.
Subí rogando en voz alta que el equipo de video no funcionara, al menos el sonido, y un dios escuchó mi ruego y lo averió a las tres o cuatro horas de viaje (a las nueve de la mañana hicimos una parada de hora y media para que repararan el equipo, con el entusiasmo de todo el pasaje, que contribuyó económicamente).
Amanecía cuando el conductor anunció la siguiente parada: ¡Kurukshetra! El punto desde el que Brahma creó el universo, el lugar del mito de Siva y Sati; pero, sobre todo, sobre todo, es el campo de los Kurus, donde Arjuna no entendió la vida e hizo a Krisna, su chófer, la pregunta cuyas respuestas están en la Bagwad Gita, el gran (entre muchísimos) regalo de India a Occidente.
Los pasajeros estaban alteradísimos y el autobús paró allí, en pleno campo, en mitad de ninguna parte pues el sol se elevaba tras la ciudad que así se mantenía al margen. Los indios rezaban pero yo estaba saliendo de Sevilla santa Justa al aire fresco de la mañana y me detuve para recordar aquel campo en India en el que no había papillas, ni montones, ni ruidos, ni olores; el campo en el que Arjuna contempló dos ejércitos enormes preparados para una batalla que nunca tuvo lugar porque se dio cuenta a tiempo de que el auténtico enemigo estaba en su propio interior.
Nosotros también, y por ello seguiremos aquí, en este lugar geométrico, a disposición de los Hermanos, y no nos rendiremos nunca, deje lo que deje esta primavera.

jueves, 5 de marzo de 2009

ANORAK

Me acuerdo de la angustia bajo la lluvia al no encontrar transporte para casa el día que partíamos a Tánger. No aparecía ningún taxi y el autobús no llegaba, y cuando por fin lo hizo iba tan lleno que ni abrió la puerta de subida.

Todo eran novedades ese día, y no precisamente de las buenas. Había salido del colegio una hora antes, por primera vez en mi historia, para poder llegar a casa a tiempo del traslado al aeropuerto, al avión, y a Tánger. En cuanto salí del colegio todo se complicó. La lluvia era torrencial, cosa habitual en primavera, pero interminable. Por primera vez me habían provisto de paraguas en casa, esa mañana, al salir y ver mi madre los nubarrones, y presentir que su amenaza se descargaría en el peor de los momentos. Y el paraguas era un castigo. A su pesar tenía el anorak empapado, no digamos pantalones y cartera – mi hermosa y nueva cartera de cuero -. Además me ocupaba una mano, y como la otra sostenía la cartera no me quedaba ninguna libre para agitarla cuando presentía que un vehículo era un taxi libre – la lluvia no dejaba ver el piloto verde encendido -, o tal vez la luz verde había decidido ese día desaparecer de la tierra para dejar morir la esperanza. Porque el anorak tenía capucha pero aun así yo estaba con el pelo empapado y la cara como una catarata, y entre el agua y el viento no había forma de distinguir los vehículos en la calle, y aunque pasara un taxi estaba condenado a no verlo. Y desde luego que junto al borde de la acera se había formado ya un gran charco, donde salpicaban los coches sin parar y que convertía el acercarse a la calzada en una aventura suicida. Naturalmente que Antonio, el viejo con pata de palo que vendía cupones y atendía el teléfono de la parada de los taxis, que se acordaba de cuando la calle de mi casa era un huerto, ya se había marchado y...¡el teléfono! ¡El teléfono! Me abalancé sobre él y me sobrevino la certeza de que no funcionaría, de que no era posible que funcionara porque a pesar de mis nueve años ese día estaba aprendiendo perfectamente que cuando las cosas deciden salir mal no hay quien las pare.

Y en ese momento sonó el teléfono. Quedé paralizado oyéndolo sonar, partiéndome de risa por que hubiera alguien que en esas condiciones llamara a la parada esperando que hubiera un taxi libre, dejando caer la cartera al suelo para secarme un instante la cara, más que nada para sentir la caricia del viento con agua rozando mi piel y golpeando el plástico de la capucha del anorak, produciendo un sonido rítmico que contrastaba perfectamente con el del timbre del teléfono.

Tres días después, aun más asustado que entonces, al levantarse el dromedario (conmigo encima) en Cabo Espartel, sentí ese mismo viento en esa misma capucha, pero era un viento más seco y más virgen, y la capucha cubría una cabeza más vieja y más sabia.