miércoles, 8 de diciembre de 2010

SINTRA A SEVILLA

Nos despedimos de Lisboa con ternura, pero sea lo que sea en que haya de convertirse este descubrimiento debe germinar en el largo invierno, no nos iluminaremos hasta la primavera, si superamos la prueba de la tierra.

Me detengo en Quinta Regaleira para dejar tarjeta de visita y echar un rápido vistazo. Y, sobre todo, para atar un cabo de mi ovillado hilo de Ariadna. Que sepan que acechamos, que sepan que, más temprano que tarde, iremos.

Otra parada en Evora para visitar la magnífica catedral, asignatura pendiente desde la primavera. Y otra en la pousada de Vila Vizosa, para tomar el aperitivo....Y, por fin, en Zafra, para comprar el jamón, también asignatura pendiente, desde el medio del verano, cuando el big bang que dio comienzo a este universo. Pero, ¡estaba todo cerrado! Menos mal, no habría sabido qué diablos hacer con el bendito jamón.

Ya en destino me encuentro la casa impecable. Cayo se ha portado. Bromeo con él sobre lo hastiado que me tienen estos viajes a provincias. Tal vez sí hay un futuro para mi....

Mañana hará cincuenta y dos años de mi primera luz. Creo que me siento mejor. Y sé que me siento más joven, mucho más joven....