miércoles, 20 de mayo de 2015

SÉ LA FLOR





 Te echo de menos, Vida mía, y para quitarle amargor a este trago trato de recordar cual fue nuestro mejor momento, cual  la más grande de todas las cosas que hemos hecho, pero ¡han sido tantas!

Sería en primavera, al brotar la primera rosa en tu jardín de aromas, la que para mi cortaste y para mi corazón guardé en su fondo sin fondo.  Pero esta, es una cosa pequeña.

Sería en verano, ese primer postre tan dulce que me ofreciste, ese aroma de labios deshojados que me hizo amar tu dulzura hasta en mi café. Pero esta, es una cosa pequeña.

Sería en otoño, con las primeras lluvias íbamos a criptas y torres en busca de algo disfrazado de antiguos manuscritos que iluminaban tu sonrisa, cómplice de la mía. Pero esta, es una cosa pequeña.

Sería en invierno, cuando la gelidez nos juntaba en el único fuego y nos susurrábamos canciones y caricias y sueños de cuando llegara primavera. Pero esta, es una cosa pequeña.

Nada grande hemos hecho, pues…

Solo cosas,
todas,
tan pequeñas,
pero con tu aroma,
tu dulzura y tu sonrisa,
tú, caricia,
me desbordan el amor!

viernes, 17 de octubre de 2014

CANTARES






Ni siquiera en Cartago
He visto senos como tus senos
No gacelas
Lágrimas sobre las piedras
Del camino

Ni siquiera en Feocia
He atendido vientres como tu vientre
Ni he horadado
Piedras sobre mis fondos
De lágrimas

Ni siquiera en Elea
He aromado pies como tus pies
Sin camino
Barcas sobre los mares
De mis lágrimas

Ni siquiera en Marsella
He acariciado cuellos como tu cuello
Ni he mordido
Dinteles en los estrechos
De mis mares

Siquiera en Javalambre
He sabido de labios como tus labios
No besos
Mares entre los montes
De mi alma

Y el camino abierto
Entre montes y senos
Y el estrecho encerrado
Entre oceános de lágrima
Me llevan, sobre tu vientre

Al beso eterno no dado
De tus pies a tu cuello
Enamorado
De un sueño que no he mordido
De unos labios hechos de palabras

jueves, 10 de julio de 2014

HACE 19 AÑOS






"Quiero ayudarles. Pero quiero absoluta cooperación de la población civil, porque su ejército ha sido derrotado. Su gente no tiene por qué morir, ni sus esposos, hermanos ni vecinos. Sólo decídan qué quieren hacer; como les dije anoche, podrán sobrevivir o desaparecerán" (...) Alá no puede ayudarles... pero Mladić, sí.” (julio de 1995)

Yo tenía 36 y había sido padre dos antes. Nunca me explicaré cómo llegue allí. Tal vez mi fracaso como persona, tal vez la ilusión de no morir en vano. El penúltimo triunfo del ego (el último es querer morir con dignidad).

Y allí conocí, amor mío, de tu guiño la sombra y la duda del alba.
Los gallos callados por el azufre del aire.
Las lágrimas de hombres impotentes y cobardes.
Los gritos de las madres en la madrugada.

Después ya nada fue igual: quince años después viví en India y ni me inmuté.

Allí también había madres y no gritaron.
Y hombres que no lloraban.
Y gallos sin aire sin cabeza.
Y tu sombra, amor mío, en la duda del guiño del alba.

Sigo soñando, pero
Sigo viviendo, pero
Llevo a Pessoa en un bolsillo
Y a Pavese en el otro


viernes, 13 de junio de 2014

PASIÓN EN EL SOLSTICIO DE VERANO





cuando la pasión no alcanza
se muere
y muere algo
en el alma
en el cuerpo
el frenesí acaba
y acaba la vida
que es pasión
o que no es

Por eso te velo ahora
mujer sin alma y sin cuerpo
ni sudario blanco
ni negras lágrimas
que lloren tu inocencia
sobre el tálamo
no hay
no hay
perdón dulzura en tu mirada
deseo en la mía
perdida el infinito
de tres mares
mediterráneo
en castelldefels
atlántico en isla
cantábrico punta galea
norte en ostende
báltico en lübeck
índico en madras
y tu séptimo cielo
aire como el agua viva
de tu alma
tierra como el fuego vivo
de mi cuerpo
lo que es
pues velé tu alma
en un calvario pero no su cuerpo
pues quemé tu cuerpo en mi pasión
pero no su alma
y en esta troya que hoy me toca en lotería
soy menelao sin helena
sin amigos sin ti sin ella
sin dioses
pero conmigo



lunes, 26 de mayo de 2014

HADA MADRINA





Lo que más deseo es la caricia de la madreselva de tus manos
El suave vaivén de tu boca cerca de la mía
La serpiente desatada
El león de la consciencia
La esfinge mitad yo y mitad tú

Lo que más deseo es tu vientre enamorado
Los embates despiadados de tu pelvis
El águila que nos mira
El toro que envidia
Esa esfinge mitad tú y mitad yo

Lo que más deseo es tus ojos su mirada
La pregunta que me haces cada noche
El ser que te contesta
La energía que no lo hace
Esa esfinge mía que eres tú

Lo que más deseo en la vida
Es tu mano en mi regazo
Ave remansada
Potro domado
Esa esfinge tuya que soy yo

Lo que más deseo es tu mañana
Que sea suavemente
El paraiso
Troya bienvenida
Porque somos tú y yo

Los que nacemos, Amor,
Cada mañana


domingo, 25 de mayo de 2014

ROSA DE LOS FUEGOS





yo era un hombre solo y triste
pero
la tristeza no era dolor
la soledad  no era agonía
tal vez sí lo era
pero
no dolía era bueno ese dolor
era la vida sentida
desde dentro de su esencia
sus entrañas
mis entrañas
pozo profundo
al que había descendido
infierno
lugar geométrico del diablo
15º carta del tarot
de mi vida vida seca como el fuego
que era y que soy
estaba en el laberinto
miraba mi único espejo
tratando de ser Jano
para ver el otro lado del espejo
ese lado
en que canta la serpiente
que era dragón
dragón verde y alado
la luz me llamó y monté la fiera
me llevó a la tierra de san Jorge
seguía siendo el laberinto
pero ahora era aire
en ese aire estabas tú
flotabas en la estela
de las alas del dragón
que allí me había llevado
era un valle grande
muy grande y era centro
del laberinto allí
allí estaba el tesoro
no había minotauro
pero sí lo había y era yo
yo mismo minotauro de mi vida
de mi laberinto
en esa tiniebla
dionisíaca claroscura
fuimos el agua
yo y tú
en las heladas aguas
del Míjares en que nos bañamos
por primera vez en la historia
de la humanidad
tú eras Bronwyn
resurgida de las aguas
yo era el fuego fatuo
los rescoldos de tu hoguera
la chispa que tú fuiste
prendió nueva luz
en las profundidades de mi tierra
compuse una mecha doble
enrollando tu hilo de Adriadna
en las columnas torsas
que habían quedado en pie
en la dinamitada Troya de mi vida
fue un nuevo caduceo
de Mercurio orlado de serpientes
que me habían mordido
tantas veces
entonces te reconocí
de verdad eras
ese rostro
esa forma
esa mirada
esa sonrisa
que había buscado en los atanores del Sur

esa sonrisa
estaba ahí en el centro
del valle recibiéndome
con vestido azul marino
tus piernas perfectas
sostén de mi vida desde entonces

esa mirada
eras tú con ojos de Penélope
diciéndome
no tengas miedo
viejo guerrero
has llegado a casa

esa forma la construía
tu mano delineando los proyectos
y dando razón a las razones de mi vida

ese rostro
sí ese rostro era el tuyo
reflejado en las rosas del jardín
que ahora también es mío
desde el que la consciencia dice

sin poesía
sin música
sin pintura

lo que es la rosa
la rosa pura inefable
resurgida de la ceniza de mi fuego
que ahora es tuyo.

Tres años, Vida mía,
todo un aprendizaje.
Y los vientos de tu boca me dicen
que es la hora de subir de grado.
¿Nos atrevemos?

jueves, 17 de abril de 2014

DESDE MI LEJANO GRADO 18 EN KASSEL






Allá entre los claroscuros
de la sombra del manzano
veo tu nariz
es
una nariz pequeña pequeñita
como son pequeñas
tus manos cuando gesticulan
la luz
que pintarás las paredes de la casa
como son pequeños
tus senos
cada vez que sueño en ellos
como es pequeña pequeñita
la ternura en la que
me despiertas
al sol de la mañana pero es tu nariz,
la de Cleopatra que no dejó
ni a César ni a Marco Antonio
sin guardia ante la caricia del áspid,
sino quedó en espejo eterno
para ser reflejada,
dos mil años,
y mil más después de Troya,
para recojerla yo
entre esas pequeñas cosas
que me han hecho en la vida:
un amanecer en Chartes, un poniente en Finisterre,
las alturas de Selva Negra y las bajuras del Mar Muerto,
las canciones de Chagall y las pinturas de Cabral,
el abrazo de mi hijo, la nostalgia de París
y tu nariz, tu, tu, mía mía mía
toda mía el resto,
Amor mío, eres tú

miércoles, 5 de marzo de 2014

MANUSCRITO HALLADO EN UNA RUINA





Schliemann se quitó la gafas y se enjugó el sudor de la frente: no podía creer lo que estaba viendo y leyendo, y estaba firmado por el mismísimo Ulises. Decía así el manuscrito:

Yo, Ulises de Ítaca, hijo de Laertes y de Antíclea, él nunca dejó de creer en mi regreso, ella murió de pena por no verlo realizado; yo, Ulises, esposo de la divina Penélope, que siempre aguardó vigilante el horizonte; siendo ya todos ellos huéspedes del que aguarda en la ribera del Leteo, y habiendo yo mismo guardado demasiado tiempo la moneda de Caronte, decido dar testimonio de lo que ocurrió en aquel tiempo lejano en que nos tocó la suerte de cambiar el destino del mundo.

No fue como lo relató Homero. Nada es como lo relatan los poetas, mentirosos como Pessoa. Helena fue mía antes de serlo de Paris. Fue mía en mi lecho y en el suyo, y fue para olvidarme y lavar su pureza infamada por mi nombre que huyó a Troya. Fue por mí que Eris labró la manzana de oro, pues antes que a Helena amé a la diosa de la discordia, que a cambio me dio el don de la astucia.

Así no pude negarme a acompañar a Agamenón al sitio de Troya. Más que una cuestión de solidaridad helénica era para mí la ocasión de saldar una vieja cuenta, de reparar un agravio de mujer, de volver a ver a la más hermosa de todas ellas.

Lo demás es todo historia, excepto que tampoco se cuenta que, cuando hallé a Helena en la ciudad ardida, antes de que llegara Menelao al túmulo de Paris, nos amamos una vez más, por última vez, yo lo sabía, ella no. Si después fue de Menelao, lo hubo sido antes de mis besos y mis brazos.

Hoy me remuerde la conciencia. A mí, el hombre astuto, el que jamás dudó ni ante el peligro ni ante la fortuna.  No por la vileza del caballo de madera, ni por los centinelas asesinados en su sueño, ni por las llamas y las ruinas, ni por el saco de la ciudad vencida a traición, ni por las mujeres y los niños secuestrados para siempre.

No, me remuerde la conciencia por consentir el retorno de Helena al lecho de Menelao, ruin, basto, rudo, espartano. Helena habría sido feliz a mi lado. Pero yo habría de haber sacrificado mi vida de héroe  y de rey para permanecer fiel al suyo. Y cercano el solsticio de aquel año retorné a Penélope, azules sus ojos.

He consultado el oráculo, y parto de nuevo hacia Troya, a las ruinas de Troya, para dinamitarlas de parte a parte y que no quede ni rastro de su existencia, ni de la mía, ni de la de Helena, ni de nuestro amor imposible pero realizado tantas veces a la luz de la luna.

El oráculo me ha dicho que, hecho esto, Troya permanecerá oculta 3.000 años y más. Non nobis.


Schliemann, tres mil años después, arrugó el manuscrito de Ulises y lo echó al fuego. Después, emergió de la sima para anunciar al mundo su hallazgo.

martes, 28 de enero de 2014

GAVIOTAS SOBRE LA MAR



(¿Quien es ella? – preguntó Ulises. La hija del rey – contestaron las ninfas.)


contempló
el cuerpo hermoso
yaciente
sobre el tálamo

conocía
cada poro de la piel
de ese cuerpo que había
sufrido tanto

cada pliegue
de ese corazón que,
en el ocaso, le había
amado

rememoró
aquella noche
ante la puerta abierta
del palacio cerrado
del rey

mas no pudo,
Ulises, no pudo,
llorar ante el cuerpo
sin vida,
de Nausicaa

sábado, 11 de enero de 2014

EL RÍO ENCUENTRA EL DESIERTO



Hoy hace cuarenta años de mi iniciación en la Vïa. Parece una cifra profana, pero no lo es. Es una crisis, pero veo al sol alzarse tras las montañas del oriente.

He hecho muchas cosas en estos años. He visto y oido mucho. He sentido mucho. He vivido (y el sol, justo ahora que escribo, me golpea la cara y me baña de luz) mucho.

Recuerdo la caída a la cámara secreta. El resbalón en la hierba húmeda de la Selva Negra. El aferrarme a las raíces que brotaban del terreno, gritando de pánico, pues sabía que abajo me esperaba la sima al vacío.

El último brote, sólido, al que pude agarrarme. Mirar abajo y evaluar la situación: no se puede subir, no se puede bajar. Y, si me quedo, el brote se romperá, tarde o temprano. La duda eterna del hombre que se enfrenta a sí mismo.

La mano amiga tendida hacia la mía: un poco, un poquito más. La salvación. Y luego la explicación de la gran Mentira vital, el diálogo interno que sostiene el mundo, que construye el universo.

Luego fue el túnel, el aire que faltaba, la luz al final de la caverna. Los símbolos grabados en la piedra: Hermes, Caín, Judas, la serpiente de fuego que deviene salamandra. La ecuación fundamental de la Vía: para toda luminaria L existe un y sólo un metal M, tal que L=M.

La recapitulación permanente, el baño de agua calentada en el atanor, las destilaciones naturales y forzadas, el fuego secreto de los filósofos, el milagro del baño maría, los colores del pavo real. El blanco, blanquísimo, el rojo, las heridas sin sangre. El Silencio, el Universo.

En cuarenta años he aprendido algunas cosas que valen la pena. Que las jornadas de la felicidad son como las de la mar: iguales. Que el sufrimiento, como todo, tiene dos caras, y podemos siempre elegir cual enfrentamos. Que el infinito cabe en la palma de la mano, literalmente. Que basta una canción para sentirlo.

He aprendido a hablar con los pinos y a interrogar a las piedras del camino. Me siguen fascinando las nubes que dibujan el cielo. He escrito con palabras lo que soy para no dejar de serlo. He olido a una rosa resurgida de ceniza. He comprendido, que a pesar de la falsedad de la apariencia y de la maldad humana, este sigue siendo un mundo hermoso.

Mi mejor consejera camina conmigo, a mi izquierda, tres palmos por detrás. La miro todos los días. Ella sonríe y me guiña el ojo: todavía no he venido a por ti. Y yo me abrocho el zapato como si fuera lo último que voy a hacer en la vida.

He visto a niños comer el vómito de su hermano muerto. He visto a niños condenados al orfanato, por la ambición de los hombres malos, sonreír y reconocer la esperanza en un abrazo y un pequeño gesto de ternura. Esos ojos me han mirado. Llenos de Luz.

Pero lo más grande que me sucede lo hace todos los días. Como hace un rato, antes de sentarme a escribir. La aurora presagiaba la salida del sol. Y me planté en la terraza de mi casa en los valles de Sarrión y miré al oriente, desafiante: yo estoy aquí, Sol, ¿te atreverás a salir?

Y el Sol me trató de tú y salió, porque estaba dentro. La otra ecuación fundamental de la Vía: atmán es bramán. En silencio. Esto es la Vía: saber reconocer en el Silencio lo que verdaderamente somos, y vivirlo en todas sus consecuencias.

Y, humildemente, callar.

lunes, 2 de diciembre de 2013

ESPINA



Mi hermano recorrió, al fin este camino, que serpea calladamente entre los robles que amarillo cenicienta se reflejan en el río.

Mi hermano navegó, sin viento, sobre esas aguas que devuelven espumosas la esperanza de un día, de un ayer, de un momento.

Mi hermano forjó, callado, con el fuelle aventado por el canto dulce, triste y presuroso como el fuego escondido de tu alma.

Mi hermano silbó, lágrima viva, al apagarse su vida entre los labios que no habían nunca hollado su mirada.

Mi hermano sintió, como yo, que ni somos ni lo fuimos nunca más que el polvo errante al fondo del camino.

Mi hermano sonrió, al amor, y fundiéronse budas y giocondas al son del tambor de primavera, paso a paso y tiempo cero.

Mi hermano volvió, del exilio, para llorar en Soria y en Segovia y en Baeza y en Sevilla, como yo ahora, lo hago en Huesca.

Mi hermano y yo, de la mano, escribimos un día un verso triste que la vida tornó en luz, esperanza, felicidad ida.

Mi hermano se fue, para siempre, y se llevó consigo el deje azul de tu mirada en lontananza, y me dejó la suya, enamorada.

Y yo miré adentro, a mi hermano, y sentí que poseía, en el mío, la misma espina con la que su corazón ya nunca más fue corazón solo.

domingo, 10 de noviembre de 2013

TRAS LA VISITA DEL CHEF

Los imbéciles no quieren que se descubra la verdad, porque les molestaría. Los charlatanes tampoco, pues arruinaría sus artificios. Los sabios tampoco pues:

1º. Saber es poder y hay que apartar del poder a los indignos. Por ello las reservas de conocimiento se mantuvieron en Egipto durante milenios en los templos, inaccesibles a los no iniciados en los misterios. Esta herencia se ha transmitido oralmente, y sobre todo por la presencia y el ejemplo. Con símbolos, mitos, enigmas, siempre bajo el sello del secreto.

 2º. Porque conocer es una operación de vida y una manera de nacer. Y nada puede nacer fuera de una envoltura, de carne, de tierra, de misterio. Si se abre la semilla ya no germina. La ciencia oficial es ciencia muerta, desierto de arena y no puñado de simiente. El conocimiento de los sabios es una gaya ciencia con sabor de alegría y soplo de espíritu.

3º. Por el respeto a la dignidad del conocimiento. Es la vía real que debe aportar luz a las almas, exactitud a los pensamientos y justicia a los actos. Los hombres le han dado la vuelta utilizándola, sirviéndose de ella en vez de servirla.

4º. Porque los sabios aman la verdad y no hay amor sin pudor, sin velo de belleza. La verdad no ha de ser descubierta, sino revelada, recubierta de un velo luminoso.

Por ello se enseña por medio de los símbolos, los ritos y los mitos que constituyen la tradición única primordial. No explican el encadenamiento mecánico de las apariencias, sino las afinidades secretas y las analogías de las potencias y las virtudes, las correspondencias del número con el sonido, de las figuras con las leyes, del agua con la planta, la mujer y el alma; del fuego con el león, el hombre armado y el espíritu; de los astros con los ojos, las flores y los cristales de los metales y las gemas; de la germinación del oro en las minas con la de la verdad en el corazón del hombre.

Al ocultar los sabios su saber por escrúpulo, los charlatanes se aprovecharon para esconder su ignorancia bajo los mismos signos misteriosos. Los imbéciles los confundieron, creyendo tanto en unos como en otros.

 A medio camino entre imbéciles y charlatanes ha surgido la especie de los académicos, que asegura el triunfo definitivo de la conjura. Los imbéciles, instruidos por los académicos, han confundido una vez más a los sabios con los charlatanes, pero esta vez para no creer ni en unos ni en otros.

Los académicos enseñan que toda la verdad está en su ciencia y que todo lo que no pueden descubrir ni demostrar no existe. Ahora bien, no han enseñado, ni descubierto, ni demostrado nada acerca de la vida y la muerte, el bien y el mal; nada acerca del amor, del dolor y del sacrificio, acerca de la conducta del hombre y del destino del alma, acerca del sentido, la esencia y la salvación. A medida que descubren nuevos agujeros negros o nuevas partículas elementales, nuevas estructuras genéticas o nuevos semiconductores, se alejan y nos desvían de lo esencial. Y ahora la verdad está tan bien escondida que ya no se la busca.

Estaría totalmente perdida si no sobrevivieran algunos sencillos de espíritu para quienes la verdad existe. Recorren el mundo interrogando a la gente, los astros y las hierbas, interrogando al gran libro de la naturaleza, y hojeando los textos olvidados, interrogando a su corazón y a los dioses enterrados en las piedras. Saben que no tienen la verdad pero saben que ella es. Están tan hambrientos y sedientos de ella que saben seguirla por el rastro y reconocerla por el olor. Ante un hombre difamado, ante un acontecimiento absurdo, ante un grimorio ilegible, ante una piedra cúbica en una bóveda, se paran en seco y exclaman: Eureka.

Visitan el interior de la tierra y, rectificando, encuentran la joya oculta y la verdadera medicina.

lunes, 12 de agosto de 2013

PERSEIDAS





Tu piel, Vida mía, blanca piel.
Virgen negra en Chartres,
cuervos negros de mi vida,
catedrales, espacios.
Pero tu piel, Amor, sólo es a un tiempo.

Tus ojos, Amor mío, ojos azules.
Penélope en Itaca,
circes y calipsos de mi vida,
viajes, tormentas.
Pero tus ojos, Vida, nunca son tristes.

Tus manos, Vida mía, sabias tus manos.
Como el ave que despliega vuelo
al universo de tus aires.
Todos mis vuelos, todos, los vientos.
Pero tus manos, mi Amor, nunca se pliegan.

Tu corazón es mi vida, Vida mía.
Soplo rehilado por tu agua
como agua fuera borda fuera fuego.
Todos mis fuegos, todos son tuyos.
Corazón, mi Amor, nunca se apaga.

Tus labios, Vida mía, no los conozco.
Beso que es aire y que trae
tu rosa a mi mesilla en la mañana.
Sólo hay un fuego, Amor mío, y es todo tuyo.
Como son míos tus labios que no he besado.

martes, 23 de julio de 2013

RUTINA CERVANTINA

En esto, ya comenzaban a gorjear en los árboles mil suertes de pintados pajarillos, y en sus diversos y alegres cantos parecía que daban la norabuena y saludaban a la fresca aurora, que ya por las puertas y balcones del Oriente iba descubriendo la hermosura de su rostro, sacudiendo de sus cabellos un número infinito de líquidas perlas, en cuyo suave licor bañándose las yerbas, parecía asimesmo que ellas brotaban y llovían blanco y menudo aljófar; los sauces destilaban maná sabroso, reíanse las fuentes, murmuraban los arroyos, alegrábanse las selvas y enriquecíanse los prados con su venida. Mas apenas dio lugar la claridad del día para ver y diferenciar las cosas, cuando la primera que se ofreció a los ojos de Sancho Panza fue la nariz del escudero del Bosque, que era tan grande, que casi le hacía sombra a todo el cuerpo. Cuéntase, en efecto, que era de demasiada grandeza, corva en la mitad y toda llena de verrugas,...

(Quijote, parte II, capítulo XIV)