jueves, 17 de abril de 2014

DESDE MI LEJANO GRADO 18 EN KASSEL






Allá entre los claroscuros
de la sombra del manzano
veo tu nariz
es
una nariz pequeña pequeñita
como son pequeñas
tus manos cuando gesticulan
la luz
que pintarás las paredes de la casa
como son pequeños
tus senos
cada vez que sueño en ellos
como es pequeña pequeñita
la ternura en la que
me despiertas
al sol de la mañana pero es tu nariz,
la de Cleopatra que no dejó
ni a César ni a Marco Antonio
sin guardia ante la caricia del áspid,
sino quedó en espejo eterno
para ser reflejada,
dos mil años,
y mil más después de Troya,
para recojerla yo
entre esas pequeñas cosas
que me han hecho en la vida:
un amanecer en Chartes, un poniente en Finisterre,
las alturas de Selva Negra y las bajuras del Mar Muerto,
las canciones de Chagall y las pinturas de Cabral,
el abrazo de mi hijo, la nostalgia de París
y tu nariz, tu, tu, mía mía mía
toda mía el resto,
Amor mío, eres tú