martes, 30 de noviembre de 2010

PIRINEO

Piedra, roca, piedra, roca, así es esta tierra: de la pura roca esculpida en montaña por los dioses, a la piedra tallada por el hombre para hacerla dios. Puro románico, lo que me traslada a otras inquietudes, a las anteriores al gótico. Son más simples y más transparentes. Se resuelven con un recuerdo, un verso, una melodía. Y son las más importantes. La vida, el nacimiento, la muerte, son ahí.

Luego subimos allá a lo alto (la-haut?), hasta los 2.300 metros del pico de Vallnord, en telecabina. La última vez que subí a un artilugio similar fue a un funicular que cruzaba el río en el bajo Rin alemán. Aguanté la espera atroz al cierre de las puertas hasta unos segundillos antes de que se produjeran, y esos segundillos fueron suficientes para permitir el brinco afuera y alejarme rápido de la estación bajo la estupefacta mirada de los férreos germanos que no entenderían jamás que alguien pague dos o tres marcos sólo para compartir su presencia los minutos anteriores al movimiento del vehículo.

Esta vez no fue así, no en vano han pasado casi 20 años de aquello, he aprendido a volar (y tengo un aeroplano). La subida, casi rozando los abetos nevados, fue espectacular, como lo fue la posterior bajada y como lo fue el ratillo que eché arriba, procurando diferenciar hielo de nieve en el suelo para no darme el batacazo, disfrutando del impresionante paisaje que estaba a mi vera, agradecido porque ese día, en ese momento, no soplara el gélido viento que nos habría obligado a buscar refugio.

El café calentito fue agradabilísimo, como lo fue PB, el propietario británico, primer hombre que conozco que ha estado en el polo norte. La conversación fue breve pero intensa, al saber que era habitante del desierto me dijo algo sobre la nieve que no olvidaré jamás, pues alimenta ya mi alma de río, de Heráclito el Oscuro fluyendo desde la tierra de los hiperbóreos.

Terminó el día con sopa de cebolla, riquísima pero menos que la de la etapa prólogo, y chuletón de buey porque, pardiez, mañana empieza la austeridad, lo juro.

Ahora está clareando el día siguiente, y está nevando. Todo lo que veo, todo es blanco, como el recuerdo de una sonrisa.

domingo, 28 de noviembre de 2010

BARCELONA A ANDORRA LA VELLA

En la cripta de la Sagrada Familia había una misa concelebrada por el arzobispo y media docena de sacerdotes, con asistencia de un gran grupo de peregrinos de Lourdes. Tan cerca del Lisboa que nos espera al final de nuestro viaje... Me pareció (lo de la misa) una paradoja demasiado cercana como para ignorarla, así que me quedé un rato allá abajo (la-bàs) hasta que las crípticas bromas de su Excelencia dirigidas a los portugueses me echaron del sitio, que se me antojaba más función circense que celebración eucarística.

Montserrat me impresionó fuerte, profundamente. En esa rocosa y a la vez desnuda y frondosa montaña, como esculpida en el viento con la piedra más profunda de la tierra, ahí sí que había energía, fluyendo suave pero contundentemente. Miramos al fondo de nosotros mismos y nos vemos como pajarillos, pequeños pero audaces, aparentemente frágiles pero con dos alas....

Y Andorra ha sido una agradable sorpresa, un remanso, seguramente el último, en esta vuelta a la piel de toro en pos de la luna llena que, huidiza, siempre se me ha escapado. Ahora es menguante y pequeñita, pero la siento cariñosa a mi lado y no temo sus juicios ni sus cambios de tono. Esto es un paraíso escandaloso, pero solo estaré dos días y no le daré tiempo al tiempo para que intente remorderme la conciencia.

Sigo sin creer en el futuro, pero el presente me apacigua cada día más y más.....

VILLARROBLEDO A BARCELONA

El acceso a Barcelona en automóvil es famoso por sus múltiples peajes. No es que sea caro, es que hay muchos puntos en los que es preciso parar y abonar un "pequeño"`peaje. Ello es debido, no a la autopista, sino a los túneles que horadan la tierra entre Castelldefels y la ciudad condal. Son túneles largos, de promoción estatal, en régimen de concesión. Y como son proyectos y por ello concesiones diferentes, cada túnel tiene su peaje.

Y así fueron también las cosas en Barcelona, en relación con el trabajo que habíamos ido a hacer. Se consiguieron los objetivos, al 101%, pero hubo que pagar múltiples aunque pequeños peajes. Es decir, que no fue duro, aunque sí desagradable; todo ello no empaña la satisfacción del deber cumplido y la obra culminada. Los pretorianos tuvieron que ponerse a la defensiva y acabaron públicamente revolcados.

Así las cosas fue noche de gozo y alegría. Hacía frío, pero no era húmedo, lo que invitaba al paseo y al disfrute de una ciudad que siempre me ha excitado como pocas en el mundo. La cena fue perfecta y el postre mejor, y me alcanzó la intuición de que también podía haber paz entre el espejo y yo, cualquier cosa que fuera esto.

Tras la paz, la esperanza, verde, verde......

jueves, 25 de noviembre de 2010

SEVILLA A VILLARROBLEDO

Las primeras etapas suelen ser cortas y cómodas, y esta vez no ha sido la excepción. El valle del Guadalquivir amenazaba lluvia, sin dejarla caer, Despeñaperros fue grandioso como siempre y en La Mancha hacía mejor tiempo y más frío.

Recorriéndola, en ese infinito de tierra y tierra sin nombre, sin buenaventura, solar del andar a la ventura de quijotes y sanchos, me preguntaba qué manchas había en mi vida, y por qué estaban allí.

La respuesta llegó de través, y supe que no había más manchas que las que entraron al laberinto y que estaban tan ajenas como el monstruo que me había acosado y que ahora yo sabía (creo) muerto, en sus tres cabezas de hidra hedonista y tentadora (como la Vida misma).

Me sentí tranquilo en el camino pero, tras la soberbia cena castellana volvió a inquietarme la Mancha: si ya no existe, ¿es que he amado bastante? ¿Lo he hecho bien?

Recorrí paso a paso los recovecos de un alma que no quiere nunca estar a buenas consigo misma pero concluí que sí: las jornadas en La Mancha son todas iguales, como las del mar, donde basta un dejarse mecer por una ola feliz para que el mundo readquiera el sentido que nunca ha dejado de tener.

Yo también me sentí feliz, tristemente feliz, absorbido por la ola manchega que, inmóvil, daba a mi vida tierra y más tierra.

Para reposar la frugal aunque exquisita cena me pido una botellita de soda con hielo, y me retiro pronto, no vaya a ser que el sueño se revele rebelde y haya también que trabajar por la noche.

miércoles, 24 de noviembre de 2010

JORNADA DE DESCANSO




En realidad de descanso no ha tenido nada, la intendencia necesaria para un viaje de estas características es agotadora si se pretende realizarla en sólo un día y medio. Pero llegó la noche y milagrosamente hemos terminado todo, solo queda una apacible cena y un sueño que seguro tardará en llegar. Decidimos partir a medio sol entre el amanecer y el mediodía, parece lo más adecuado a las circunstancias de un Sol que hace solo dos días se atrevió, un año más, a entrar en Sagitario, pero esta vez lo hizo con Luna llena, trayendo hasta este instante el recuerdo entrañable de la etapa prólogo, tanto aprendimos en ella, sin saber siquiera que era eso: un prólogo. Seguimos desde luego sin saber a qué, pero ya no nos importa.

ETAPA PRÓLOGO






Ya no sé si soy Teseo o soy el minotauro, ya no logro ver diferencias entre el laberinto y el tesoro, ya no me acuerdo si a la salida estaba Ariadna esperándome, sólo que al despertar esta mañana había un ovillo de hilo sobre mi mesilla.

Pero algo me quedó claro en ese lugar telúrico, dinámico caracol frente al poste que indica todas las direcciones mágicas del mundo: que si se entra al laberinto es para matar al monstruo, no para salir con él. Así que sencillamente decapité a la mañana siguiente a mi monstruo ya malherido y me fui a dormir tranquilo y los fantasmas desaparecieron, como si jamás hubiesen sido fantasmas.

Supongo que es un paso más, toda mi mente está en la punta de ese dedo, todo yo en la palma de mi mano.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

MANOS QUE NO VEN



al otro lado del mar una llanura
al otro del monte una dulzura
y buscando tras el horizonte
me encontré con tu espesura

no hay espejos en mi almohada
pero hay velas y hay incienso en mi morada
y buscando miré arriba
me encontré con tu esperanza

más allá del ayer se oculta un ave
más acá del hoy hay una llave
y buscando entre los trastos
me encontré con un llavero

no hay sábanas en mi cama
sobre el colchón la ternura
y buscando en mi buhardilla
me encontré con tu mirada

¿ quien eres tú, quien eres ?

¡ MÁS CERCA !

aquello

aquello duró un segundillo
y fue
y fue previsto que así fuera
el guión estaba escrito
y yo
y yo no me lo sabía

le dijiste
le dijiste a ella que yo era malo
y vio
y vio ella lo que tú no habías mirado
sonó el ¡clac! y la voz de ¡acción!
y yo
y yo que no lo sabía

me pediste
me pediste un vuelo al norte
al azar
al azar imprevisto, mediterráneo
a la orden de ¡otra vez!
y yo
y yo que no lo sabía

me invitaste
me invitaste a desayuno largo como el sol
me fui
me fui poco a poco perdiendo en tus palabras
nervioso ya de nuevo: ¡repetir!
y yo
y yo que no lo sabía

en busca
en busca de una torta pasado Tentudía
me fui
me fui y hallé tus piernas apuntando en la plaza
y la voz otra vez: ¡ahora!
y yo
y yo que no lo sabía

te vestiste
te vestiste de noche cuando aún de día
y lo ví
y lo vi y quedé hechizado de silencio
todo miró a otro lado: ¡que se va!
y yo
y yo que no lo sabía

te llevé
te llevé al mismo cielo que el hombre malo
y me helaste
y me helaste la sangre noche oscura
en el silencio gritó: ¡la última!
y yo
y yo que no lo sabía

te volviste
te volviste al llamado de otra leica
yo estaba
yo estaba perdido en el oriente
por eso duró todo un segundillo
y yo
y yo que sigo sin saberlo

viernes, 5 de noviembre de 2010

S.K.


Quiero dormir a tu lado y hacerte las compras y cargarte las bolsas y decirte cuánto me gusta estar contigo. Y quiero jugar al escondite y regalarte mis libros y decirte cuánto me gustan tus zapatos y sentarme en el borde de la bañera mientras te bañas y darte masaje en el cuello y besos en los pies y llevarte de la mano e irme contigo a cenar y que no me importe que comas de mi plato y encontrarme contigo en la cafetería y hablar del día y escribir tus cartas y llevar tus cajas y reírme de tus bromas y regalarte discos que nunca escucharás y ver películas buenísimas y ver películas malas y quejarme del programa de radio y hacerte fotos mientras duermes y levantarme para prepararte el desayuno de tostada y mermelada y salir contigo a tomar un café al Iberia en medio de la noche y dejar que me cojas los pitillos y que nunca tengas fuego y contarte lo que leí la otra noche y acompañarte al oculista y no reírme de tus chistes y desearte por la mañana pero dejarte dormir un poco más y besarte en la espalda y acariciar tu piel y decirte cuánto me gusta tu pelo tus ojos tus labios tu cuello tu pecho tú
y apoyarme a fumar en la farola hasta que vuelva tu vecino y apoyarme a fumar en la farola hasta que vuelvas y preocuparme cuando te retrasas y asombrarme cuando te adelantas y regalarte margaritas e ir a las fiestas y bailar hasta el vacío y estar triste cuando me equivoque y feliz cuando me perdones y mirar tus fotos y desear haberte conocido desde siempre y sentir tu voz en mis oídos y sentir tu piel contra mi piel y tener mucho miedo cuando te enfadas y decirte estás preciosa y abrazarte cuando estás ansiosa y abrazarte más cuando sufras y desearte sólo con olerte y pasarme al tocarte y gemir cuando esté a tu lado y gemir cuando no esté a tu lado y escuchar el eco en tu pecho y envolverte toda la noche y sentir frío cuando me quites la manta y sentir calor cuando no lo hagas y derretirme cuando sonrías y desintegrarme cuando rías y no entender y preguntarte por qué crees que te estoy buscando cuando no te estoy buscando y preguntarme cómo puedes pensar que yo sería capaz de no buscarte y preguntarme quién eres pero aceptarte igual y escribirte poemas y preguntarme por qué no me crees y tener un sentimiento tan profundo que no encuentra palabras y querer compartir almohada para aclarar las ideas hasta que desaparezcan y retenerte en la cama cuando te tengas que ir y llorar como un niño cuando finalmente te vayas y vaciar los ceniceros y comprarte regalos que no quieras y llevármelos otra vez y pedirte que te vengas conmigo y que me digas que no otra vez pero siempre fue en serio desde la primera vez y deambular por toda la ciudad pensando que sin ti está vacía y querer todo lo que quieres y pensar que me estoy perdiendo a mí mismo y saber que contigo estoy a salvo y contarte de mí mismo lo peor e intentar darte lo mejor porque lo mereces y contestar tus preguntas cuando prefiera no hacerlo y decirte la verdad cuando en realidad no quiera e intentar ser honesto porque sé que lo quieres y pensar que todo se acabó pero aferrarme allí durante diez minutos más hasta que me eches de tu vida y te olvides de quién soy e intentar acercarme a ti porque es hermoso aprender a conocerte y el esfuerzo vale la pena y hablarte mal en francés y peor en ruso y hacer el amor a las seis de la mañana y de alguna de alguna manera comunicarte ese amor abrumador arrasador incondicional omnipresente y sempiterno que enriquece el corazón y libera la mente ese amor eterno y presente que siento por ti.

(Sarah Kane: Crave, 1998)