(Estaba tranquilo, creía. Rellené mi jarra vikinga por vez primera. Me dispuse a soñar, despierto y contigo. Y al echar mano al cenicero había ahí dos pitillos encendidos. Recién encendidos, los dos. ¿En qué estaba yo pensando?).
Pues soñaba en tus ojos
saliendo
de la madriguera
ante mi mirada
blanco y negro
pa echarme un paraíso.
Estaba dentro, dentro de ti.
Todo olía a café
y a diente de lechuga
y con tus ojos ví la vida
de otra forma. No sé donde era,
no sé. Sé que era.
Que yo era madriguera.